Moreno se parapeta tras la prisión de Ábalos para esquivar los golpes de toda la oposición por la corrupción en el PP
El último debate del estado de la comunidad de la legislatura confronta al presidente de la Junta con sus rivales y anticipa las grandes contiendas de la próxima campaña electoral: la financiación autonómica, la crisis sanitaria y la corrupción política
Moreno anuncia que la sanidad andaluza hará el mismo día mamografía, ecografía y biopsia a mujeres con alto riesgo de cáncer
En un debate del estado de la comunidad autónoma andaluza -el más importante del año- el presidente de la Junta sobrevuela todas las políticas de su gobierno, lanzando flores, y acto seguido, la oposición hace un vuelo rasante soltando napalm. Son dos radiografías completas e irreconciliables de Andalucía, todos tocan todas las teclas, pero suelen sobresalir dos o tres notas por encima del resto.
En éste, el último gran debate de la legislatura, el presidente ha elegido un clásico, que le sirve para aunar dos discursos -lo que Andalucía puede llegar a ser si recibe los fondos estatales que le corresponden; y lo que le impide dar ese salto, léase: María Jesús Montero, ministra de Hacienda, líder del PSOE andaluz y su rival en las urnas en menos de siete meses.
La oposición, en cambio, ha apostado por hurgar en las dos heridas del presidente: la corrupción del PP en Almería y la crisis de los cribados de cáncer de mama, esto último, como vértice de una pirámide que acumula largas listas de espera para operarse, contratos precarios para sanitarios que abandonan Andalucía, miles de pacientes derivados a la privada vía contratación a dedo… “Todos han participado de esta deformación de la realidad sólo para darme leches”, se ha quejado el presidente de la Junta, tras siete horas y media de debate.
Nadie sabe si habría sido un debate netamente andaluz o si Juan Manuel Moreno habría acusado más el golpe de los socialistas, espoleándole por la detención de altos cargos del PP por el cobro de mordidas en la adjudicación de obras públicas de la Diputación de Almería. Era el tema más incómodo para el presidente de la Junta, que subió al poder escalando por los casos de corrupción que salpicaron a los anteriores gobiernos socialistas.
Pero la providencia -o quizá el cálculo político- ha amortiguado ese golpe, cuando minutos después de que la portavoz del PSOE-A, María Márquez, tomara la palabra para replicar el discurso triunfalista que el presidente había pronunciado por la mañana, el juez del Tribunal Supremo ordenaba el ingreso en prisión de José Luis Ábalos, exministro y ex número tres del partido.
Y ahí se acabó el tango para el dirigente popular que, a regañadientes, compartió el barro de la corrupción con su principal rival, para regocijo de Vox, su verdadero rival. “¡Otro para el talego! Qué buena tarde se está quedando”, diría luego el portavoz del grupo ultraderechista, Manuel Gavira, nada más tomar la palabra. El PSOE no cambió el guión pese al ingreso en prisión de Ábalos, atizó al presidente con la trama de Almería y con los contratos sanitarios a dedo que investigan dos juzgados.
Y Moreno se regodeó en la imagen del día y le sacó, a regañadientes, una lista de alcaldes y exdirigentes socialistas imputados. A regañadientes, porque el presidente andaluz suele quejarse de que “en una guerra de barro, todos salen manchados y nadie identifica quién es quién”. El que ondea el discurso de que “PP y PSOE son iguales” es Vox, el partido que hoy amenaza su mayoría absoluta en las urnas.
La portavoz parlamentaria del PSOE, María Márquez.
Más zascas que propuestas
Moreno ha hecho un balance positivo, a ratos pletórico, de su gestión en los siete años que lleva gobernando, con un repaso a las grandes cifras económicas, las rebajas fiscales, la inversión récord en sanidad, educación, turismo… Ha lanzado 30 iniciativas, como avanzadilla de su programa electoral, pero también como tapón de las duras críticas que le persiguen en la recta final del mandato, con protestas y movilizaciones en la calle, sobre todo en el descontento con el deterioro de la sanidad pública.
Y lo que le ha quedado pendiente de hacer, ha dicho, no puede imputársele a él, sino al boquete en las cuentas públicas andaluzas que provoca la falta de un sistema de financiación nuevo. El actual lleva caducado desde 2014. En estos siete años, desde que Moreno es presidente, Andalucía ha crecido en todos los parámetros socioeconómicos, pero también lo ha hecho el resto de territorios propulsados por el ciclo de economía al alza. La convergencia con el resto de España y de Europa sigue arrastrando una brecha histórica que, históricamente, el presidente andaluz ha imputado al inquilino de la Moncloa por falta de financiación.
El reparto nivelado de la riqueza del país entre sus territorios y el llamado “principio de ordinalidad”, que viene a romper ese reparto en igualdad entre españoles. Esta tesis ha sido el caballo de batalla de Moreno para interpelar a Montero, ausente del Parlamento y del debate, y previsiblemente lo será en la campaña electoral que viene. La portavoz socialista le ha recordado al presidente que, mientras ellos debatían, el PP había votado en el Congreso junto a Vox y a Junts contra la senda fiscal propuesta por Montero, que suponía “renunciar a 700 millones más para Andalucía”.
Frente a Moreno, todos los grupos de la oposición han elegido otro leit motiv: la gestión. PSOE, Vox, Por Andalucía y Adelante Andalucía han coincidido al cuestionar que hoy la posición económica, política y social de Andalucía se corresponda con sus capacidades, habida cuenta de que “nadie ha recibido más fondos públicos que usted”.
Esta última frase no la ha pronunciado la portavoz socialista, que suele acusar a Moreno de apuntarse los datos de crecimiento de empleo, las inversiones o el aumento de las pensiones que dependen del Gobierno de Sánchez. La frase es del portavoz de Vox, que le ha afeado que “presuma de empresas y empleos”, pero se calle que las primeras cada vez facturan menos y los segundos tienen “salarios precarios”.
“No sabe cómo gestionar sus competencias, ustedes llevan siete años en el gobierno”, le han repetido todos los portavoces de la oposición, uno tras otro, a un presidente que ha prometido reestructurar de arriba abajo el Servicio Andaluz de Salud (SAS) a siete meses de las elecciones.
El portavoz de Vox en Andalucía, Manuel Gavira, en el Parlamento.
La portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, ha hablado de “fin de ciclo” y de la “desintegración del personaje Juanma Moreno”. “Me recuerda a los últimos compases de la presidencia de Susana Díaz: un desapego hacia la realidad yhacia la preocupación creciente de la ciudadanía por los problemas de Andalucía”.
Nieto ha usado una retrospectiva larga de los años de gobierno de Moreno, desde 2019 a la actualidad, para terminar con varias conclusiones: que el PP ha desplegado una estrategia de privatización paulatina de los servicios públicos, con récord de universidades privadas nuevas; récord de alumnos de FP en la privada; récord de pacientes derivados a la sanidad privada; récord de gasto farmacéutico tras suspender la subasta de medicamentos…
La veterana dirigente de IU también ha impugnado el personaje del “Moreno moderado y amable”. “La vía andaluza es una trampa. Eche un vistazo a las redes sociales de sus dirigentes del PP. Usted sonríe y su entorno nos escupe”. Nieto y el resto de portavoces han ido y vuelto a Almería, una y otra vez, para confrontar a Moreno con la corrupción de los suyos allí, recordándole que las primeras detenciones de dirigentes saltaron en 2021, y el partido ha ordenado su expulsión cuatro años después. “A usted no le preocupa la corrupción, le preocupa que se sepa. A usted no le preocupa la crisis de los cribados, le preocupa que salga en la prensa nacional”, ha sentenciado.
El grito de Anabel, víctima de los cribados
A las cuatro de la tarde, Ábalos iba camino de la cárcel y el golpe en la boca del estómago lo encajaba la portavoz parlamentaria del PSOE andaluz, María Márquez, que subía a la tribuna en su estreno como coprotagonista de un debate del estado de la comunidad. “¡Qué papelón!”, le diría Moreno más tarde.
El frontispicio del discurso de Márquez tenía tres vértices: “privatización, mentiras y corrupción”. La diputada onubense optó por volcarse en lo primero, con especial incidencia en la sanidad, la principal lína ofensiva de su grupo, hasta que esta semana ha saltado por los aires el PP de Almería, el más exitoso en las urnas, con la detención del presidente de la Diputación.
La socialista empezó a hablar parafraseando el grito de Anabel, una de las mujeres afectadas por la crisis de los cribados de cáncer, que el día antes, desde la tribuna de los invitados, abroncó al presidente andaluz al término de la sesión plenaria. “Juanma, me has arruinado la vida y yo te voté. No tengo lágrimas”, dijo Anabel, enferma de un cáncer por un diagnóstico tardío. “Es el grito de los andaluces indignados”, le espetó Márquez en su turno.
Inmaculada Nieto, portavoz de la coalición de izquierdas Por Andalucía.
La medida estrella que había anunciado el presidente de la Junta por la mañana iba precisamente al epicentro de la crisis de los cribados: establecer en la sanidad pública en “un acto único” la realización de las tres pruebas diagnósticas del cáncer de mama -mamografía, ecografía y biopsia- en un mismo día.
Márquez le recordó a Moreno que ese “acto único” ya existe en el protocolo andaluz de prevención del cáncer desde 2011, pero no se aplica de manera genérica. “Prepárese los debates”, le ha afeado la diputada, que ha citado varias veces a AMAMA, la asociación que destapó el escándalo de los cribados, y que también acusó al Gobierno andaluz de ejercer la “violencia institucional” contra ellas.
En la réplica, Moreno ha aclarado que el “acto único” era una “recomendación de buena práctica” en el protocolo, y su intención es convertirlo “en un estándar de obligado cumplimiento, homogéneo en todos los centros, y no dependiente de la disponibilidad de cada servicio”. El presidente le ha recordado que ha sido precisamente AMAMA quien le ha relamado esta medida como “un derecho asistencial para todas las mujeres”.
Moreno contraatacó con Ábalos y con Santos Cerdán, el otro secretario de Organización socialista que también fue encarcelado durante un debate de política general en el Parlamento andaluz, antes del verano. Pero fue mucho más duro al acusar a los socialistas de “manipular, politizar y manosear” a las mujeres afectadas por la crisis de los cribados y a la asociación AMAMA.
En ese punto, Moreno mostró una indignación evidente. “Está muy feo, muy feo. Aprovechan el sufrimiento de las mujres para sacar rédito electoral. Es indigno, es vergonzoso”, dijo. Márquez le replicó que “lo indigno es perseguir a esas mujeres”. “¿A quién gritó Anabel a usted o a la bancada socialista?”, le preguntó.
El portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, cerró el turno de répricas de la oposición, volviendo a la corrupción del PP en Almería. García le leyó al presidente los whatsapp que se enviaban los imputados con el expresidente de la Diputación, Javier Aureliano García -recogidos en un informe de la Guardia Civil-. “Pero usted no sabía nada”, repitió una y otra vez.
El diputado andalucista recordó que el caso Mascarillas, el origen de la trama que investiga las comisiones ilegales que cobraban en el PP almeriense por la compra de material sanitario en la Diputación. “En la pandemia, mientras los analuces estábamos muertos de miedo y los sanitarios se estaban dejando la vida, algunos cargos del PP se estaban forrando”, dijo. García afeó también al PSOE que entrase en una “competición” con el PP por casos de corrupción en la provincia de Almería. “Qué vergüenza. A mí me da el mismo asco la corrupción de unos y de otros”, sentenció.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, durante el turno de la oposición en el debate del estado de la comunidad.