Cómo prevenir el impacto del estrés en la salud bucodental, según una odontóloga: “Lo primero es mejorar nuestros hábitos”
Aunque solemos asociar el estrés con problemas como insomnio, dolor de espalda o falta de concentración, también puede afectar a nuestra salud bucodental
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El estrés es una respuesta natural del cuerpo a situaciones difíciles o amenazantes. A pesar de los efectos del estrés en la salud mental y física están bien documentados, su impacto en la salud bucodental a menudo pasa desapercibida. Sin embargo, el estrés también influye en el bienestar dental general y las prácticas de higiene bucodental.
En España, casi el 60% de las personas ha asegurado sufrir problemas de estrés, sobre todo entre los jóvenes entre 18 y 24 años, que son los que tienen una peor situación mental, según datos del estudio internacional de Salud Mental del Grupo AXA publicados por el Consejo General de Psicología (INFOCOP).
Descifrando la conexión entre el estrés y la salud bucodental
Estudios de la Biblioteca Nacional de Medicina indican que el estrés contribuye a una mala salud bucal, a menudo también junto con otras enfermedades crónicas. También el Instituto Americano del Estrés ha descubierto un fuerte vínculo entre la enfermedad de las encías y la mala salud mental. Esta manifestación de problemas dentales relacionados con el estrés puede ir desde el crujir de los dientes y la presión de la mandíbula, hasta afecciones más graves como la caries.
¿Cuáles son las patologías bucodentales relacionadas con el estrés? Como nos cuenta Almudena Herraiz, odontóloga y ortodoncista, una de las más comunes es el bruxismo, “una parafunción que consiste en el apretamiento o rechinamiento dental, ya sea durante la noche o durante el día, que causa dolor muscular, articular (dolor, bloqueo, ruido o limitación de la apertura), desgaste y posibles fisuras o fracturas dentales”.
El estrés y la ansiedad son desencadenantes importantes de esta afección, que llevan a las personas a apretar los dientes de manera inconsciente, sobre todo mientras duermen. Y lo hacen, según datos de la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO), entre un 20% y un 30% de la población adulta.
El estrés también tiene efectos complejos y nocivos sobre el sistema inmunitario. “El estrés puede elevar el cortisol y disminuir la imunidad local, lo que puede provocar aftas recurrentes y retraso en la cicatrización tras tratamientos de cirugía dental (extracciones, implantes o tratamientos periodontales)”, explica Herraiz.
El estrés, por tanto, puede debilitar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y enfermedades, incluida la enfermedad de las encías. En los casos más graves, también pueden “producirse manifestaciones neurosensoriales, tipo neuralgias, o psicosomáticas, es decir, cuando el paciente percibe dolor o sensibilidad dental sin causa aparente”, advierte la ortodoncista.
Estrés y malas elecciones dietéticas: un círculo vicioso
Más allá de los efectos fisiológicos directos, el estrés influye en la salud bucodental a través de cambios de comportamiento como una mala higiene bucal ya que, durante periodos estresantes, mantener unas rutinas regulares de higiene bucal puede llegar a ser todo un reto. Esta negligencia permite la acumulación de placa, aumentando el riesgo de caries y enfermedades de las encías.
El estrés a menudo también conduce a un aumento del consumo de alimentos azucarados y bebidas ácidas, así como alimentos ricos en carbohidratos. Según un estudio publicado en International Journal of Gastronomy Research, la tendencia general es que las personas expuestas a estrés reducen la ingesta de alimentos bajos en grasas saturadas y prefieren consumir alimentos ricos en grasas poco saludables. Estos cambios en la dieta crean un entorno oral propicio para la caries y la erosión dental.
Algunas personas pueden aumentar el consumo de tabaco o alcohol como mecanismos para afrontar el estrés, y los dos tienen un impacto negativo en la salud bucodental. El consumo excesivo de cafeína o alcohol puede deshidratar la boca y reducir la producción de saliva y, en consecuencia, aumentar la probabilidad de mal aliento, caries y enfermedades de las encías.
Cuándo debemos acudir al dentista
Hay algunas señales de alerta que nos indican que es hora de acudir al especialista. Estas señales son, según Herraiz, “si sentimos dolor mandibular o sobrecarga muscular en la zona facial o cervical, cuando percibamos desgaste dental, sensibilidad o cuando se rompan por empastes, coronas o carillas sin motivo aparente”.
Es importante también que prestemos atención a otros signos como “tensión muscular al despertarnos o sensación de sobrecarga, o si apreciamos cada vez más desgaste dental o dientes cada vez más pequeños”, advierte Herraiz. “Si tenemos dolor difuso o sensación de presión en molares o premolares lo ideal sería acudir al dentista para evitar fracturas o fisuras dentales y evitar contracturas”, continúa Herraiz.
Cómo evitar que nuestra salud bucodental se vea afectada por el estrés
Reconocer los signos de estrés y adoptar estrategias para gestionarlo es esencial para mantener una buena salud bucodental. Por tanto, la prevención de los problemas de salud bucodental relacionados con el estrés requiere algo más que cepillarse los dedos y usar hilo dental. Si se abordan las causas fundamentales del estrés y se mantienen hábitos de higiene bucodental constantes, se puede reducir el riesgo de complicaciones y preservar la salud dental.
La gestión del estrés diario juega un papel vital en la protección de la salud bucodental y esto puede ser efectivo a través de la actividad física o de técnicas de relajación. “Lo primero de todo es mejorar nuestros hábitos y esto puede incluir desde prevenir la falta de sueño a evitar presionar el mentón, impactando la mandíbula y la articulación; así como mantener también una correcta postura cervical para evitar sobrecarga muscular”, aconseja Herraiz.
Si bien la higiene bucal es a menudo la primera rutina que suele dejarse de lado cuando la vida se vuelve abrumadora, es cuando se convierte el algo aún más importante. Cepillarse los dientes varias veces al día con pasta de dientes, usar hilo dental diariamente y mantener la salud de las encías, sobre todo cuando el sistema inmunitario está bajo presión.
Es clave también “evitar chicles o alimentos muy duros para no sobrecargar la musculatura, lo que nos ayudará a prevenir problemas”, afirma Herraiz. “Ante cualquier sospecha de desgaste dental, sensibilidad, dolor o sobrecarga, es importante acudir al dentista”, concluye la especialista.