Cantabria es la única comunidad que rechazó plazas MIR de Urgencias mientras el Hospital Valdecilla se satura con más de 400 pacientes al día
La Consejería de Salud cree que no hacen falta más médicos aunque se atiende diariamente a cien personas más: «Estamos acostumbrados a trabajar en el caos», dice el presidente de SEMES Luis Prieto
Antecedentes – PSOE, PRC y Vox aprueban aceptar todas las plazas MIR de Urgencias en 2027
Los lunes por la tarde es estadísticamente el peor momento de la semana, cuando más personas acuden a Urgencias del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander. Desde la pandemia ha ido creciendo la demanda y actualmente llegan cien pacientes más al día. Lo que antes era un pico extraordinario hoy se ha convertido en una cifra cotidiana: todos los días hay más de 400 y en las jornadas más complicadas se han sobrepasado los 500.
A pesar de ello, sigue habiendo el mismo número de sanitarios y el mismo espacio físico, lo que inevitablemente deriva en una sobrecarga de trabajo, saturación de las instalaciones y demoras en la atención. “Estamos acostumbrados a trabajar en el caos”, lamenta el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en Cantabria Luis Prieto, en conversación con elDiario.es.
Pese a estas circunstancias, Cantabria es la única comunidad autónoma que ha rechazado las dos plazas de formación en el nuevo MIR de Medicina de Urgencias asignadas por el Ministerio de Sanidad sin que haya quedado claro el motivo. Máxime cuando habían sido reclamadas por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), que había insistido, sin ningún éxito y sin ninguna respuesta, en mantener una reunión con la Consejería de Salud a través de escritos y mails para explicar la situación.
En el servicio de Urgencias de Valdecilla trabajan actualmente menos de 40 médicos procedentes de otras especialidades que se han especializado por su cuenta, pagando formación de su bolsillo. A partir de 2024 se ha creado la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias. El Ministerio de Sanidad ha repartido las primeras plazas de formación MIR en este campo -a las que se han sumado todas las autonomías excepto Cantabria- para reforzar la atención de Urgencias en hospitales y servicios de emergencia. La especialidad ya cuenta con respaldo normativo por lo que el rechazo de las plazas no responde a una falta de necesidad, sino a una decisión política.
El asunto llegó a debatirse en el Parlamento de Cantabria por iniciativa del diputado socialista y exconsejero de Sanidad, Raúl Pesquera, quien denunció que Cantabria “se queda sola” porque es “la única comunidad que no va a formar médicos de esta especialidad”. En respuesta a sus críticas, el consejero de Salud, César Pascual (PP), justificó el rechazo de Cantabria a las plazas de Médico Interno Residente (MIR) de Urgencias y Emergencias porque hay “un excedente de 11 especialistas acreditados” y “no hay urgencia”, ya que “sacar esas plazas hubiera supuesto renunciar a otras”. Pascual justifica el rechazo a las dos plazas MIR de Urgencias porque hay “excedente” y “no hay urgencia”.
A preguntas de elDiario.es, la Consejería de Salud dice que Cantabria “no ha rechazado nada” porque no tenía ninguna plaza MIR de Urgencias. “Ante la falta de rigor y seriedad del Ministerio de Sanidad, y dado que no existía ni programa de la especialidad, ni decreto de acreditación de unidades docentes, el pasado año, decidió no ofertar dos plazas de MIR de Urgencias”, precisa. A día de hoy -añade la versión del Gobierno de Cantabria- el Ministerio aún no ha resuelto las cuestiones planteadas. Por último, consideran que “con las homologaciones de títulos, Cantabria tampoco tiene una necesidad de especialistas en los próximos años y que este año se han creado plazas para la oferta del próximo”.
“Mi lista de espera se mide en horas”
El presidente de SEMES Cantabria, considera que el hecho de que Cantabria sea la única comunidad en rechazar las plazas supone “un retroceso” en la mejora del sistema de atención urgente cuando los servicios de urgencias hospitalarios y extrahospitalarios “se han convertido en un pilar fundamental del sistema sanitario”.
“Mi lista de espera se mide en horas”, dice Luis Prieto. En Urgencias no vale dar cita para ocho o quince días como en un centro de salud de atención primaria. Allí hay que consultar a todo el que entra por la puerta, y cada vez lo hacen más. “Es un trabajo intenso y de mucha presión”, subraya.
El número de pacientes se incrementa como consecuencia del envejecimiento de la población: a diario se atienden pacientes mayores de 90 años e incluso centenarios. Pero no es la única causa. Los centros de salud sin médico, las demoras en las citas de atención primaria, las listas de espera en las consultas especializadas y cierta cultura -especialmente entre los más jóvenes- de recurrir directamente a Urgencias, contribuyen a derivar al hospital cuestiones que a menudo podría resolver el médico de cabecera.
“Esta fuera de control: todo lo que no pueden asumir recae en el hospital” -señala el doctor Prieto- “el servicio de Urgencia es la válvula de escape del sistema de salud nacional”.
En cualquier caso, el sistema de cribado de acceso a Urgencias proporciona a los pacientes graves atención “en minutos”, explica el médico adjunto Fran Mateos a este periódico. Todo ello con una plantilla precaria claramente insuficiente que provoca algunas renuncias de facultativos que ante el volumen de trabajo y las jornadas laborales aleatorias -turnos de mañana y tarde, guardias y sustituciones por bajas de compañeros que se cubren sobre la marcha- buscan una plaza con mejores condiciones en otros destinos.
Una de las debilidades es precisamente esa: que no hay plantilla extra, cuando falta algún médico se quita de otro turno o directamente se hace con uno menos. A ello se añade que los médicos de este servicio no cobran esta ‘autocobertura’, como otros profesionales sanitarios. Otra reivindicación pendiente. A ello se suma que en cada turno hay diez residentes de guardia, pero si uno causa baja no existe la obligación de sustituirle porque se trata de personal en formación. Así que ese día, se abre con un médico menos.
Al tiempo, los responsables de SEMES llaman la atención sobre otra cuestión. Si ahora ya solo hay un par de personas disponibles en la lista, la escasez de especialistas se agudizará a medio plazo porque entre el 40 y el 50% de la plantilla de médicos de urgencia tiene más de 55 años y los futuros residentes tardan cuatro en formarse.
Presión sanitaria turística
Los flujos de pacientes en Urgencias responden a algunos patrones. Mientras se juega un partido de fútbol importante, durante las competiciones olímpicas más relevantes o mientras se retransmitía el funeral de la reina de Inglaterra las salas de espera están vacías. En esas circunstancias solo llegan unos pocos casos graves.
En verano sube el volumen de gente y baja la gravedad. Aunque la afluencia de turistas se deja sentir de manera intensa -puede haber entre 80 y 100 pacientes más de los habituales- hay más patologías menores por golpes o contusiones. No obstante, también acuden pacientes de otras comunidades con enfermedades oncológicas y otras patologías crónicas a quien es muy difícil atender por los problemas para consultar su historial o acceder a la receta electrónica.
Así con todo, los médicos de urgencias “ni siquiera podemos meter presión”, lamenta Luis Prieto. La huelga, en su caso, implica unos servicios mínimos del 100% lo que en la práctica neutraliza el efecto de la convocatoria. Es más, a ellos les repercuten otras protestas laborales sanitarias. Dentro de unas semanas hay convocado un paro de cuatro días después del puente de la Constitución que cerrará los centros de salud, quirófanos y consultas durante nueve días. Ya saben que eso supone más afluencias de pacientes a Urgencias.
Falta de espacio
A raíz del derrumbe del edificio donde se alojaba anteriormente el servicio de Urgencias, estrenó instalaciones tras la construcción del nuevo hospital. El día que se inauguraron, los gestores presumían de que ya no iba a haber pacientes por los pasillos. La realidad ha sido distinta. El espacio se ha quedado pequeño.
El pabellón 13 que ocupa está completo, no se puede ampliar, y está compartido con el servicio de urgencias pediátricas que originalmente se iba a instalar en la Torre D. Una decisión de última hora robó espacio a la urgencia general, por lo que no hay posibilidad de acometer la necesaria ampliación. La propia saturación del hospital provoca que a su vez se sature Urgencias. “Si hay 26 boxes y 23 están ocupados por ingresos que no tienen cama por mucho que quieras correr atendiendo pacientes no puedes” -explica el doctor Mateos- “si tuviésemos el doble de espacio no habría nadie en los pasillos”.