La agonía del Aneto: el mayor glaciar de España pierde espesor, se fragmenta y queda reducido a 30 hectáreas

La agonía del Aneto: el mayor glaciar de España pierde espesor, se fragmenta y queda reducido a 30 hectáreas

Los investigadores del Grupo CryoPyr (IPE–CSIC) han documentado los cambios en los glaciares de Aneto, Monte Perdido, Ossoue, Llardana e Infiernos

Desaparece el hielo pirenaico: “Es muy difícil que los glaciares sobrevivan a este periodo cálido”

El glaciar del Aneto, el más grande de España, sigue retrocediendo de forma alarmante. Según la campaña anual de monitorización de glaciares realizada en septiembre de 2025 por el Grupo de Investigación CryoPyr del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE–CSIC), el cuerpo principal del glaciar se ha fragmentado bajo el Pico del Medio, y la masa que persiste bajo el Collado de Coronas se considera ahora un helero, perdiendo así 3,6 hectáreas y quedando con una superficie total de 30 hectáreas.

Durante el año hidrológico 2024–2025, el Aneto sufrió una pérdida media de espesor de 1,2 metros, con descensos puntuales cercanos a los cuatro metros. Este retroceso se enmarca en un año de pérdidas generalizadas en los glaciares pirenaicos, aunque con contrastes significativos: Monte Perdido y Llardana (Posets) presentan descensos similares, mientras que el glaciar de Ossoue (Vignemale) ha sido el más afectado, con pérdidas medias de 3,4 metros y máximos de hasta 5,4 metros.

El estudio, basado en modelos tridimensionales obtenidos mediante drones, permite comparar la evolución del hielo con años anteriores y detectar pequeñas zonas de ganancia de espesor por acumulaciones de nieve residual, aunque estas no compensan las pérdidas generalizadas. “Las zonas sin nieve siguen perdiendo espesor rápidamente, un patrón que se repite en los peores años de la última década”, señalan desde CryoPyr.

Los datos de la campaña muestran que todos los glaciares monitorizados han sufrido pérdidas medias de más de un metro de espesor, aunque con diferencias significativas entre ellos. El glaciar de Ossoue (Vignemale) ha sido el más afectado, con un descenso medio de 3,4 m y máximos de hasta 5,4 m, en línea con los registros históricos obtenidos mediante estacas de ablación. Monte Perdido y Aneto presentan pérdidas más moderadas, de 1,3 m y 1,2 m de media respectivamente, aunque con descensos máximos cercanos a 4 m; Llardana (Posets) y Infiernos también registran pérdidas importantes, con descensos medios de 1,4 m y 1,8 m y pérdidas puntuales superiores a 4 m, mientras que en Infiernos se observa una isla de roca madre en expansión y el glaciar ya se considera degradado a helero. En todos los glaciares, excepto Ossoue, se identifican pequeñas zonas de ganancia de espesor, asociadas a la nieve residual que sobrevivió al verano, pero estas acumulaciones no compensan las pérdidas generalizadas.

Los datos confirman la tendencia descendente de los glaciares pirenaicos, marcada por inviernos con precipitaciones variables y veranos muy cálidos y prolongados. Este comportamiento pone en riesgo la supervivencia de estos ecosistemas, que representan los glaciares más meridionales de Europa.