Palindrotiras, la antología redonda del cómic que se lee al revés
José Pablo García publica ‘Palindrotiras’, un recopilatorio de los mejores palíndromos que homenajea a los grandes viñetistas del humor gráfico
Dibujos en sepia de la Guerra Civil de Paul Preston
El palíndromo es un arte misterioso, un arcano para no iniciados y un vicio para los virtuosos. “¿Seré o no seré? ¿Eres o no eres?”, podría preguntarse alguien con problemas de bipolaridad y dudas existenciales. Sentado en un restaurante mexicano, el malagueño José Pablo García lo es: para él los palíndromos, esas frases o palabras redondas que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, tienen un hálito mágico, una especie de misterio insondable que desde hace años le empuja a leer cualquier cosa al revés, por si acaso. Así que coge la carta y dice. “Quesadilla ya sé que no. Pero a ver, Coca Cola, pues… a loca, coca cola. ¡Ya estaba ahí!”.
García acaba de publicar Palindrotiras (Autsider Cómic), un fabuloso tomo de palíndromos ilustrados de triple capa: es antología, es homenaje a los mejores viñetistas del humor ilustrado y cada página recorre las etapas de la civilización: desde la Grecia clásica al apocalipsis atómico, aquí cabe la Historia de la Humanidad. Así lo etiqueta la editorial: “Arte con esdrújulas, Clásicos Universales, Documentos desclasificados, Enjundia viñetada, Material sensible, Virtusosimo top”.
Hay un submundo de personas que le dan la vuelta a las palabras, y con ellas construyen frases, poemas, obras de teatro y hasta la Biblia. Que forman un club que se reúne alguna vez al año en algún caserío y juegan con las letras a ver qué sale. “Gente muy talentosa ahí y gente muy zumbada, ¿por qué no decirlo? Todos tenemos la misma tara mental”.
García lleva más de una década pergeñando extraños collages: crea palíndromos y los acompaña de fotos del momento, creando criaturas funcionan a modo de meme. Un ejemplo primigenio: Urdangarín y el rey Juan Carlos I a bordo, quizás, del Bribón. ¿Robaba yerno con rey a babor? Desde hace un tiempo le acompañan en las cuentas en redes de Palindrotiras Raúl Ortiz y Roberto Sánchez Peramento, que ahora también colaboran en la edición en papel. Al primero lo reclutó gracias a Iván Redondo; el segundo se enroló con un palíndromo: Sin ropa, Gasol y los agapornis. Es el que más likes ha cosechado en la historia de la cuenta en X.
José Pablo García es autor de las novelas gráficas que adaptan la obra del historiador Paul Preston. La última, Franco y la guerra civil, recopila la biografía del dictador, el tomo sobre el golpe de Estado y el conflicto y La muerte de Guernica. Los palíndromos le descongestionan, pero un día sacarlos a la superficie, hacerlos mainstream, sacarles algo de provecho. Y en eso está.
¿Cómo creas un palíndromo?
El único truco que tengo es ir por la calle leyendo y dándole la vuelta a todo. Ya tengo un radar y sé detectar qué palabra me van a servir y cuál no. Leo por ejemplo “mulita” y veo si me da juego para hacer algo. Si me sirve, ya empiezo a construir el palíndromo, la frase o lo que sea. Y normalmente empiezo por el núcleo, y se va estirando por los lados. Luego, si se queda algún fleco por ahí suelto lo voy completando. Hay palabras que ya tienen el palíndromo, como Sevilla. “Allí ves Sevilla”.
Pero, ¿por qué te dio por ahí?
Llevo toda la vida obsesionado. Siempre me han parecido una cosa muy mágica y misteriosa. A los profanos les resulta una cosa totalmente imposible. Tiene un hálito mágico. Cuando aprendí a hacerlos me volví loco y me dije que lo iba a explotar. Primero di la brasa mucho a mis contactos de Facebook, con palíndromos que eran un horror, demasiado delirantes, muy surrealistas. Y poco a poco fui afinando el estilo. Entonces abrí una cuenta. Primero eran viñetas de humor absurdo. Y poco a poco fui metiendo un comentario político-social de temas trending topic.
¿Qué es una palindrotira?
Es como bauticé al invento y más que un palíndromo ilustrado consistía en crear una secuencia narrativa a partir de un solo palíndromo, que es la novedad, porque lo de ilustrar palíndromos se ha hecho algunas veces. En España hay autores como Juan Berrio. Pero hacer cómics a partir de un palíndromo con una secuencia, que el palíndromo sea una conversación entre dos personajes… no conozco ningún caso parecido. Hay un autor que ha sacado como tres libros, John Agee, que ilustra palíndromos. Y algún librito en los años 80 y 90.
De ahí a este libro hay un salto.
Ha sido un proceso de muchos años. Yo tenía ya 2000 palíndromos en una especie de base de datos. Luego se me ocurrió contar con Raúl y Roberto, que además son mucho más prolíficos que yo. Cada uno tiene en su haber 3000 palíndromos. Seleccionamos los mejores y los clasificamos por temas.
En X usas fotografías, pero esto es una antología del viñetismo, a la manera que ya ensayaste en Las Aventuras de Joselito. Aquí están Hermano Lobo, 13 Rúe del Percebe (Euro Rúe), Robert Crumb, Pedro Vera o Krazy Kat.
Sacar un libro de fotografía iba a ser una cosa muy muy fea. Todas las fotografías son pilladas de aquí y allá y están sujetas a derechos. Pero ya que dibujo, hice recopilatorio de los mejores palíndromos de esta cuenta y los ilustré. Empecé a hacer pruebas y la cosa no cuajaba porque quedaba un batiburrillo sin sentido que llegaba a resultar cansino. Por eso se me ocurrió hacer la historia del humor gráfico, remontándome a la antigua Grecia, porque allí se crearon los primeros palíndromos. El palíndromo resulta una cosa complicada de entender para la gente que está afuera. Una vez que te metes te van saliendo solos, se va creando un músculo y una serie de truquitos. Pero si le añado algo más, que le dé un plus de comicidad que complete el significado del palíndromo, que en muchos casos son absurdos, no tienen ni pies ni cabeza…
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La historia de este libro está salpicada de un malentendido. Cuando en la sociedad de palindromistas alguien detecta una trampa, saltan las alarmas. Y eso es lo que le ocurrió a Raúl Ruiz cuando vio en un reportaje de Verne un palíndromo atribuido a José Pablo García: “El asesor de Pedro se sale”, decía la foto de Iván Redondo. “Pensó que me estaba forrando y me escribió un correo larguísimo muy molesto. Es cierto que yo no había comprobado si ese palíndromo”.
¿Cómo puedes comprobarlo? ¿Tenéis una especie de grimorio?
Los palindromistas tenemos un recopilatorio a mano, la Biblia de los palíndromos. Hay también un músico llamado Víctor Carbajo, un palindromista muy prolífico y tal, que se ha dedicado a recopilar todos los palíndromos de la lengua castellana. Hoy ya va por 242.242. Pero creo que en algún momento hizo catacroker y se ha retirado. El caso es que cuando me puse en contacto con Raúl se dio cuenta de que yo no recibía un duro por esto y se animó a colaborar en la cuenta.
¿Hay mucha gente dedicándose al palíndromo en lengua castellana?
Sí, sí, mucha gente. Hay una revista que se llama Sema Games. Y el concurso Lex y Pixel. Y yo tengo mi diploma del CPI.
¿Qué es eso?
El Club Palindromista Internacional. Es una especie de logia de comunidad palindromistas. Se creó en 1987, y servía para discutir y divulgar. Hay encuentros anuales, normalmente en pueblos del norte, porque hay muy pocos palindromistas viviendo de Despeñaperros para abajo. Creo que somos dos, y el resto son vascos y catalanes. Se programan cuenta cuentos, obras de teatro… Somos cerca de 100 miembros y normalmente nos reunimos 20 o 30. Hay un documental argentino que se llama Viva el Palíndromo, que acaba en uno de los encuentros que se hicieron en un pueblo de Lleida. En Chile, en Argentina y en México hay muchísimos palindromistas.
¿Hay algún palindromista al que admires especialmente?
Yo creo que el mejor palindromista que hay en España ahora mismo es Raúl Ortiz, el más fino, el más pulcro. También Peramento hace palíndromos larguísimos. Tiene una especie de empeño personal en hacerlo. Creo que el presidente del CPI hace diez años o así publicó la Biblia en Palíndromo: estuvo componiendo a lo largo de cinco años. Al final, lo único que tiene relacionado con la Biblia son los nombres bíblicos y alguna cosa más: empieza en el Génesis y acaba en el Apocalipsis. Es un trabajo… ¿cómo diablos lo ha hecho? Pero hay muchos nombres bíblicos. Son 5000 palabras en total. Y tiene cierto sentido todo.
José Pablo García
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Este libro revela que el palindromismo gráfico existe desde la Grecia clásica y que su inventor fue Sótades de Maronea, “el obsceno”, su inventor. “Es la primera vez que se agrupa en un libro una muestra de estos destellos de ingenio. Sirva esta antología como reconocimiento a su labor soterrada y un homenaje a todos ellos”. Se terminó de imprimir el 25 de octubre de 2025, festividad de San Ojete Jonás, patrón del palindromismo y de la aerofagia.