El Gobierno ve una puerta abierta para recuperar a Junts
Moncloa vincula la normalización de la relación al regreso de Puigdemont y considera que el gesto de Sánchez no se ha recibido con un portazo, lo que da optimismo a la dirección socialista
Sánchez receta “paciencia” en la relación con Junts a la espera de que vuelva Puigdemont
No ha habido un portazo, por tanto, la puerta está abierta. El Gobierno cree que hay opciones de recuperar a Junts para algunos asuntos y, con eso, coger oxígeno en lo que queda de legislatura. El gesto de Pedro Sánchez al anunciar la aprobación inmediata de medidas que quedaban pendientes del acuerdo suscrito con Carles Puigdemont no ha cambiado la situación, según reconoció la portavoz parlamentaria, Míriam Nogueras, la pasada semana, cuando no descartó que lo pueda hacer en el futuro. “Creemos que la puerta está abierta. Igual es la misma que estaba abierta hace un mes, pero quizás no éramos tan creíbles para ellos”, expresan fuentes gubernamentales.
“Estamos donde estábamos. Lo aprobado ayer es parte de lo que hace tiempo que deberían haber aprobado, pero la lista es larga”, fue la respuesta de Nogueras: “Ojalá nuestro problema sea que, en un mes, les tenemos que convocar a todos de nuevo para explicarles qué haremos porque el Gobierno ha cumplido todo lo que tenía pendiente”.
A esa segunda parte es a la que se aferran en el Gobierno para ver el vaso medio lleno. “Es la mayor puerta abierta”, dicen en Moncloa respecto a la posibilidad de que pueda haber un cambio en los de Puigdemont si se van cumpliendo hitos, especialmente el retorno del expresident en aplicación de la ley de amnistía.
“Espero que el cumplimiento de los compromisos restablezca la confianza con Junts”, expresó la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que se comprometió a seguir avanzando en el resto de compromisos que aún están pendientes: “Creo que es muy importante cumplir con los compromisos de Junts, con los de cualquier formación política y seguir avanzando en algunas medidas que son complejas, difíciles, pero que podemos y tenemos que poner todo el interés”.
El Gobierno ve otro escenario
“Nosotros vamos a seguir cumpliendo con nuestros acuerdos. Y vamos a seguir llevando propuestas y proyectos al congreso y trabajaremos para que salgan adelante porque son buenos para todos. También para Catalunya y el resto de España”, dice en esa misma dirección otro miembro del Gobierno de Sánchez.
“Apostar por seguir negociando siempre es buena señal. En política el diálogo es fundamental”, dice otra de las fuentes del PSOE consultadas por elDiario.es, que ve factible ante este escenario que se pueda ir hablando con Junts “votación a votación”.
En Moncloa eran conscientes el propio martes, cuando Sánchez hizo el gesto de asumir los incumplimientos y mostrar su voluntad de remendarlo, de que no habría un giro radical de los de Puigdemont inmediato. Y lo siguen siendo tras haber escuchado la reacción de la cúpula del partido independentista. “No esperábamos que de la noche a la mañana cambiaran su posición”, reconocen. En otras palabras, siguen viendo complicado que la aprobación de algunas medidas vayan a suponer el respaldo de Junts a los Presupuestos Generales del Estado, que es la pieza que allanaría lo que queda de legislatura.
Recomponer la relación con la vuelta de Puigdemont
En todo caso, Sánchez sigue determinado a presentar las cuentas públicas y aguantar hasta 2027, aunque se lleve una derrota en la tramitación presupuestaria. Y su receta es la “paciencia” en la relación con Junts, según reconoció en una conversación informal con periodistas en la conmemoración de la Constitución este sábado. Aunque Sánchez evita hacer cábalas sobre el regreso de Puigdemont públicamente, en su equipo consideran que ese será el hito que permita recomponer las relaciones con Junts. “Hasta que no venga no se va a terminar de recomponer la relación”, asegura una ministra, que considera que “ahora todo es muy coyuntural” y que atribuye el golpe en la mesa de Puigdemont a las fechas: “La Navidad es complicada, lleva mucho tiempo fuera”.
Más allá de las medidas adoptadas por el Gobierno para dar flexibilidad al gasto de los ayuntamientos o delegar las competencias para la gestión de un grupo de funcionarios, y el anuncio de ayudas a los propietarios de viviendas ante ciertos impagos de los alquileres, en Junts quieren avances claros en materia de inmigración, que es su gran preocupación ante la competencia que le ha surgido por la derecha con la fuerza independentista xenófoba Aliança Catalana.
En ese sentido, Sánchez dio la orden de desbloquear la ley sobre multirreincidencia de Junts, que llevaba meses en el cajón. Los socialistas sumarán sus votos a los de toda la derecha (PP, Vox, Junts y PNV). El gesto de PSOE a la derecha con ese asunto ha levantado ampollas entre los socios de izquierda, aunque en Sumar relativizan el movimiento. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, reconocía este sábado en conversación informal con los periodistas que es una ley que no les gusta y que a la espera de la negociación de enmiendas lo más probable es que voten en contra.
“Lo sacarán con la derecha”, pronosticaba. Pero relativiza el movimiento, que recuerda que ya estaba pactado por el PSOE con los independentistas y descarta que este suponga un punto de inflexión para empezar a votar a favor de cosas que seducen a las derechas. “Hay ciertas cosas en las que los socialistas pueden hacer gestos, pero tu mayoría es la que es, no puedes ponerla en contra”, razonaba.
Lo que en Moncloa ven más complicado es cumplir con la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat de Catalunya. Esa promesa, que costó digerir en las filas socialistas y a su izquierda, se truncó en el Congreso por el rechazo de Podemos. “Está bloqueado”, admiten fuentes gubernamentales.
Otro de los temas a los que aludió Nogueras fue la oficialidad del catalán en la UE. Es un asunto al que el Gobierno dio grandes expectativas inicialmente, pero que se ha atragantado porque requiere de la unanimidad de los 27 y varios países, entre ellos Alemania, tienen fuertes recelos para aceptar la inclusión de esos idiomas en el catálogo de lenguas oficiales ante el temor a que se solicite para otras minoritarias, como es el caso del ruso en los países bálticos.
El Gobierno ha ido informando de los pasos que se daban sobre ese asunto puntualmente a Junts, que también rebajó su exigencia al asumir la dificultad del proceso. Sánchez se anotó un tanto al conseguir abrir un diálogo bilateral con el Gobierno de Friedrich Merz en plena ruptura de los de Puigdemont, pero Berlín matizó posteriormente que mantenía su rechazo. El presidente acusó abiertamente al PP de hacer “lobby” contra la oficialidad de esas lenguas.
La formación independentista también exige la publicación de las balanzas fiscales. Sánchez explicó que se está trabajando en una “metodología” que otorgue una “ cifra cierta o aproximada a la real sobre cuál es la relación fiscal que tenemos Catalunya y el Estado, y en cuanto a la financiación autonómica, el mantra de la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, es que presentará a principios de 2026 un modelo global que incluirá aspectos que serán atractivos para Catalunya.
Ganar tiempo hasta marzo-abril
Con los gestos de Sánchez, tanto el Gobierno como Junts ganan tiempo. En los próximos dos meses no habrá actividad parlamentaria. También Junts coge oxígeno mientras pasa el tiempo hacia las resoluciones judiciales de la amnistía y en relación con la competencia que le ha surgido con Aliança Catalana.
Y es que lo que reconocen las fuentes consultadas es que en marzo-abril habrá un nuevo escenario si Puigdemont puede volver a España y en el Gobierno creen que, llegado ese punto, podrían tirar sin Presupuestos o incluso volver a presentarlos en el caso de que haya un cambio de posición de alguno de los socios.
Los más escépticos en el PSOE, sin embargo, creen que Junts mantendrá la tensión. “Estos van a seguir pidiendo”, dice un destacado dirigente, aunque la única voz que se ha escuchado públicamente en contra de la estrategia de Sánchez es la de Emiliano García-Page, que advirtió del “precio” a pagar: “No se merece la gente de Puigdemont que el Gobierno se ponga de rodillas”.