
Rodrigo Fidel, investigador y profesor de Periodismo: »Un pueblo de migrantes como el nuestro no puede ser hostil con la inmigración»
»Resulta lamentable el espectáculo que estamos dando con 4.500 menores en una comunidad que recibe 15 millones de turistas anuales que contaminan y para los que llenamos las piscinas»
Hemeroteca – Los menores migrantes no acompañados, víctimas de la mayoría de los discursos de odio en las redes sociales
Hace algunos años, de los puertos donde ahora se amontonan los cayucos salían barcos fantasma abarrotados de emigrantes canarios. Familias enteras salían de las islas de forma clandestina en busca de una vida mejor en Venezuela o Cuba. En la actualidad, la llegada de migrantes africanos a las islas protagoniza los discursos de odio de la extrema derecha, amplificados en ocasiones por los medios de comunicación. Rodrigo Fidel Rodríguez es investigador y profesor del grado de Periodismo de la Universidad de La Laguna. Nacido en Caracas, es “hijo de la diáspora canaria hacia Venezuela”. El licenciaod en Filosofía y Ciencias de la Información ha publicado el libro Tratamiento ético de la inmigración en los medios, en el que ofrece algunas pistas sobre cómo evitar que la prensa contribuya a la deshumanización de los protagonistas del fenómeno migratorio.
“Un pueblo de emigración como el nuestro no puede rendirse a la hostilidad frente a los inmigrantes. Somos deudores de esa memoria, de ese recuerdo”, afirma en una entrevista concedida a este periódico. “España se ha transformado en una sociedad plural y mestiza que debe aprender a convivir en la diversidad. Sin embargo, esta convivencia deseable está amenazada por un discurso populista y xenófobo”, reza el resumen de esta obra, cuyo prólogo viene de la mano de la directora del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia, Karoline Fernández.
Rodríguez cuenta que esta guía combina un análisis de los titulares y de las noticias que se publican día a día sobre la inmigración con una mirada sobre la percepción social que hay sobre ella en Canarias. Además, incluye un conjunto de recomendaciones sobre cómo abordar las llegadas por vía marítima. El objetivo es que pueda servir de orientación para los profesionales de la comunicación y también para estudiantes de Periodismo, Trabajo Social, Sociología o Antropología.
En su investigación, el profesor ha detectado una evolución en el tratamiento mediático de las migraciones desde la apertura de la ruta del Atlántico en 1994. “Los propios profesionales no sabían cómo tratar esto, entonces se cometieron muchos errores y se usaron términos y encuadres que no fueron los más adecuados desde el punto de vista de la ética profesional”, explica. Con el paso de los años ha habido mejoras en las informaciones, aunque hay ciertos “déficits” que se mantienen. Los acelerados ritmos de producción se suman a que la inmigración se ha convertido en un tema “divisivo políticamente”, con medios que se alinean con el discurso anti-inmigración.
Los menores no acompañados
Rodríguez ha dedicado un capítulo en su libro a los menores extranjeros no acompañados. En los últimos años, la llegada de niños y adolescentes sin referentes familiares a las islas ha protagonizado el debate político. El debate sobre establecer un traslado obligatorio de menores a la Península ha marcado la agenda, relegando a un segundo plano sus proyectos de vida o las condiciones en las que son acogidos en los grandes centros de emergencia.
“Ahora resulta claramente lamentable el espectáculo que estamos dando por 4.500 menores en una comunidad autónoma que recibe 15 millones de turistas anuales”, valora. “15 millones de turistas que consumen recursos para los que llenamos piscinas, que gastan agua, que contaminan…”, añade. Una de las propuestas del libro es evitar el uso del término “mena”, teñido de connotaciones negativas al ser vinculado por la derecha con la delincuencia o la violencia sexual.
“Con los inmigrantes la cosa parece que solo va en dos direcciones: hacia la criminalización o a la condescendencia”, lamenta. El profesor advierte que “la frontera se lo come todo”. La mayor parte de las informaciones tienen que ver con la gestión de las fronteras. “Nos faltan relatos del día después. De las personas que se integran, que abren un negocio, una tienda de ropa, una peluquería. ¿Cuándo se deja de ser inmigrante?”, plantea.
En esta línea, el autor del libro apunta a la necesidad de plantillas más diversas en los medios de comunicación. “Si el 18% de la población en España es de origen inmigrante, las redacciones también tendrían que tener ese grado de pluralidad para asegurar que esa perspectiva esté presente”, recomienda.
Los derechos humanos, en el centro
Otro de los retos que enfrenta el periodismo es el “asalto” por parte de los informadores informales en las redes sociales y en diferentes plataformas digitales. “Han conquistado una porción muy importante de los lectores, que ahora son observadores de titulares en Instagram, Tik Tok o Facebook”, subraya. En esta línea, el investigador plantea que se diseñen estrategias para poder distinguir a los pseudomedios y a los informadores informales de las empresas de comunicación oficiales y rigurosas.
Para él, es clave la trazabilidad de la información, así como la transparencia. Rodríguez recuerda que lo que se publica en los medios de comunicación “tiene repercusión”, por lo que los profesionales de la información deben ofrecer garantías de los datos que ofrecen. Para informar sobre el fenómeno migratorio, Rodríguez insiste en que es fundamental partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. “No hay humanidad de primera y de segunda. Es una y todos pertenecemos a ella”, asevera. Para él, otra clave es recordar que “no hemos hecho nada especial para estar en el lado privilegiado del mundo”.
Asimismo, destaca la importancia de cómo se utiliza el lenguaje. “Igual que hemos visto que una palabra como ‘mena’ se utiliza como arma de agresión, los titulares también contribuyen a conformar una determinada visión de las cosas”, advierte. “Si siempre estamos asociando inmigración con determinados adjetivos negativos, contribuimos a hacer un retrato negativo de esto”, apostilla. Es el caso del uso de términos como invasión, oleada, avalancha o tsunami o presentar la inmigración como algo que hay que “parar, bloquear, controlar y detener”. “O peor, si decimos que hay que movilizar a la Armada y a la Policía”, apunta el docente en relación a la propuesta planteada por Vox.
Rodríguez también intenta trasladar al alumnado de la Facultad la importancia de informar con ética y rigor sobre la ruta más letal del mundo, que solo en 2024 se cobró la vida de más de 9.000 personas. “Mi frase en los últimos años con ellos siempre ha sido la misma. Nosotros [los profesores] estamos haciendo un esfuerzo para tratar que lo que escriban el día de mañana en un medio esté, como mínimo, por encima del nivel de la barra del bar”, indica. “Si no lo conseguimos, ellos fracasarán como profesionales y, nosotros, como profesores”, concluye.