La psicóloga Nazaret Iglesias, sobre el poder de la música: «Una melodía puede funcionar como un disparador de memoria»

La psicóloga Nazaret Iglesias, sobre el poder de la música: «Una melodía puede funcionar como un disparador de memoria»

Los resultados de algunos estudios han demostrado que la música favorece nuestra salud mental y emocional, y que tiene un lenguaje universal que afecta a nuestro cerebro

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La música ocupa un lugar especial en nuestras vidas y, además, tiene el poder y la capacidad de transmitirnos alegría, de motivarnos y de ayudarnos a relajarnos. También de transportarnos en el tiempo, de calmar nuestras estresadas mentes o de mejorar nuestro estado de ánimo. Incluso hay personas que tienen una canción para cada emoción. 

Muchos de nosotros habremos puesto nuestra canción preferida y nos hemos sentido mejor inmediatamente, o hemos escuchado una canción que nos hace bailar, relajarnos e, incluso, llorar. 

¿Por qué la música nos atrapa tanto? ¿Por qué nos deja una impresión con tanta emoción? ¿Cómo escogemos qué escuchar? ¿Por qué ciertas melodías nos hacen sentir de una manera especial? Nazaret Iglesias García, psicóloga y directora de Dana Centro de Psicología, nos ayuda a comprender los efectos que tienen la música en nuestro bienestar.

Qué dice la ciencia sobre el poder de la música

“Escuchar música se asocia a un mejor estado de ánimo, mayor sensación de bienestar y reducción del estrés percibido”, afirma Iglesias. Sin embargo, como ella misma reconoce, “no es mágico ni funciona igual para todo el mundo, ya que influye mucho la preferencia personal, el momento, el contexto y el objetivo con el que la usamos”, advierte Iglesias.

Sí reconoce, con todo, que “hay revisiones y estudios que muestran efectos beneficiosos, tanto en variables subjetivas, como el bienestar emocional percibido, como en algunas medidas fisiológicas a la respuesta de estrés”. 

Los resultados de algunos estudios han demostrado que la música favorece nuestra salud mental y emocional, que la música tiene un lenguaje universal que afecta a nuestro cerebro. Como este publicado en Nature Neuroscience, que revela que escuchar música puede provocar la liberación de dopamina en una vía anatómica distinta de la que se asocia con el placer máximo en sí. En concreto, activa los centros de recompensa del cerebro de la misma manera que lo haría recibir un elogio o comer nuestra comida preferida.

Lo avala también este informe, que concluye que la música tiene un poder significativo para mejorar la salud cerebral y el bienestar de personas de distintas edades y diferentes niveles de salud. 

Incluso hay investigaciones en psicología musical que hablan del tempo y el ritmo, dos componentes de producción claves que pueden afectar en la respuesta emocional de una persona en la música. El tempo hace referencia a la velocidad a la que se reproduce la música, mientras que el ritmo se refiere a los patrones repetidos de sonido en la música. Este estudio ha demostrado que el tempo puede provocar distintos estados de ánimo y emociones. Normalmente, los tempos más rápidos tienen más probabilidad de evocar sentimientos de energía y optimismo, mientras que la música de tempo más lento puede causar sensaciones de calma.

Ya hemos visto que, cuando una canción cambia nuestro equilibrio emocional, en realidad lo tenemos que agradecer a nuestro cerebro. Como hemos visto con los estudios, los neurocientíficos han descubierto que la música puede desencadenar la liberación de varias sustancias químicas en el cerebro, que se pueden asociar a una serie de emociones

Una de estas principales sustancias químicas que la música podría activar en el cerebro humano es la dopamina, conocida como la sustancia química de la recompensa. Pese a las preferencias personales de cada uno, la música en general tiene un efecto sincronizado en el cerebro

La conexión entre música y emociones

Como reconoce Iglesias, “la música es un estímulo emocional muy potente: puede activar sistemas cerebrales vinculados a recompensa, motivación y memoria, y a la vez modular respuestas corporales como el ritmo cardíaco, la respiración y la tensión muscular”. Para la experta, la música se puede considerar, desde el punto de vista de la psicología, como “una herramienta de regulación emocional, ya que puede ayudarnos a ajustar el nivel de activación y el estado de ánimo y también a acompañar lo que sentimos, facilitando que identifiquemos, expresemos y organicemos nuestras emociones”. 

Y, si todo esto lo explicamos en términos de aprendizaje, podemos decir que “hay canciones condicionadas para cada persona, asociadas a experiencias concretas. Una melodía puede funcionar como un disparador de memoria autobiográfica que te lleva de vuelta a un verano, una etapa vital, una ruptura, un logro o te conecta con una persona específica”, afirma Iglesias. 

“No hablamos solo de nostalgia, sino que el cerebro ha vinculado esa canción con emociones y contextos y, al volver a escucharla, se reactiva parte de esa red emocional y de recuerdos”, matiza Iglesias.

En una revisión sobre la importancia de la música en nuestras vidas y sobre cómo influye en nuestras preferencias, los expertos determinaron que los circuitos cerebrales que conectan la música, los recuerdos y las emociones también están conectados a nuestras respuestas de placer. 

Impacto de la música en nuestro bienestar

A la pregunta de si realmente podemos hablar de beneficios concretos de la música, Iglesias admite que “sí, pero siempre entendidos como apoyo y no como sustituto de tratamiento cuando hay un problema clínico”. Hablaríamos, tal y como detalla la especialista, de beneficios como los siguientes:

Regulación del estrés y de la activación: “Para algunas personas la música facilita reducir la activación o subir la energía si hay apatía y esto puede notarse en el estrés percibido y, en algunos casos, en marcadores fisiológicos relacionado con el estrés”, admite Iglesias.
Mejora el estado de ánimo: para la experta, la música puede “aumentar emociones positivas, esperanza o motivación, sobre todo cuando hay conexión personal con lo que se escucha”.
Manejo de rumiación y foco atencional: esto significa que la música “puede actuar como ‘ancla’ para salir del bucle mental, por ejemplo, en momentos de nervios o sobrecarga, ayudando a redirigir la atención a algo sensorial o estructurado”, afirma Iglesias. 
Conexión y vínculo: otro de los beneficios de “compartir música en pareja, en familia o con amigos puede aumentar la sensación de pertenencia”.