La auditoría del Govern considera «seguro» el laboratorio que trabaja con la peste porcina pero no descarta la fuga

La auditoría del Govern considera «seguro» el laboratorio que trabaja con la peste porcina pero no descarta la fuga

El comité de expertos no halla evidencias de un posible escape en su revisión de los protocolos y procedimientos que maneja el IRTA-CReSA

El brote se mantiene controlado tres semanas después y crece la presión por su origen

La auditoría que encargó la Generalitat sobre el laboratorio IRTA-CReSA, de donde se sospecha que pudo escapar el virus de la peste porcina africana, ha concluido que sus instalaciones son seguras. El trabajo del comité de experto ha revisado protocolos y procedimientos sin hallar grietas evidentes, pero al mismo tiempo evita descartar hipótesis. Es decir, que no permite excluir la posibilidad de que el patógeno saliera realmente de los laboratorios de bioseguridad de este equipamiento científico público. 

De acuerdo con el comité experto designado por la conselleria de Agricultura, las instalaciones del IRTa-CReSA son “adecuadas y seguras” para el trabajo con el virus de la peste porcina africana. El conseller Òscar Ordeig,ha anunciado que la investigación ha “validado” los sistemas de bioseguridad, la gestión interna, la formación del personal, el control de accesos y la gestión de residuos del laboratorio. “No hay ninguna evidencia”, insistió una vez más, de que los laboratorios sean el origen del brote que ha matado al menos 27 jabalíes justo en los alrededores de esa zona en Bellaterra.

Sin embargo, el conseller ha reconocido que la auditoría no permite descartar totalmente la fuga. Para ello, ha emplazado a esperar la secuenciación completa del virus con el que se experimenta en el IRTA-CReSA. Su comparación con el que se ha hallado en los animales muertos permitirá estrechar mucho más el cerco sobre el posible escape. 

Según ha explicado Ordeig, la investigación encargada por su departamento se llevó a cabo los días 9 y 10 de diciembre y sacó unas conclusiones positivas de las instalaciones. “Valida los sistemas de bioseguridad, la gestión interna, la formación del personal, el control de accesos, la gestión de residuos y los protocolos de envío de muestras”, ha detallado Ordeig, que precisa que el análisis también resuelve que se cumple tanto la normativa europea como la internacional, ha identificado al mismo tiempo “algunas propuestas de mejora para reforzar aún más determinados procesos”.

El grupo de expertos estaba por la doctora Laura Pérez, jefa del área animal y seguridad biológica del CISA; el doctor Gorka Aduriz, jefe del área de sanidad animal del centro Neiker BRTA, del País Vasco; el profesor Massimo Palmarini, director del departamento de virología del Erasmus MC de Rotterdam y el doctor Gonzalo Pascual, director técnico y responsable de seguridad biológica y biocontención del Instituto Carlos III de Madrid. También participaban en el grupo dos miembros del IRTA-CReSA, Xavier Abad y Diana Ramírez.

Ordeig ha subrayado que los resultados van en la misma línea de las conclusiones de los “máximos expertos” de la Comisión Europea y del Ministerio y enfatiza que “hoy en día” no hay “ninguna evidencia” que apunte al laboratorio como el origen del brote. Sin embargo, señala que la “prueba definitiva” será tener el resultado de la secuenciación que comparará genéticamente el virus de los animales afectados con el ADN del virus investigado en el CReSA: “Si no coinciden, se podrá descartar definitivamente”.

Ordeig ha anunciado este lunes también un plan de bioseguridad contra la peste porcina africana para “fortalecer los protocolos” y garantizar la seguridad en “toda la cadena de valor” del sector porcino. Entre las medidas pactadas con la patronal cárnica se encuentra la monitorización “continuada” y el análisis del riesgo “explotación por explotación” y el refuerzo de la bioseguridad en el transporte de animales vivos. También han acordado crear una mesa de coordinación entre administraciones que implica a diferentes departamentos.

El bautizado como Plan de Bioseguridad 360º es fruto del trabajo conjunto entre la Dirección General de Agricultura y Ganadería, las organizaciones agrarias y las empresas del sector porcino. Se trata de una estrategia que, según Ordeig, supone un “cambio de paradigma” porque la bioseguridad deja de ser un requisito puntual y se convierte en un elemento “estructural y permanente” de las explotaciones