Periodismo con rigor científico para entender por qué lo que comemos define nuestro futuro climático
Los galardones de EIT Food ponen en valor la información sobre alimentación, sostenibilidad e innovación en un momento clave para el futuro del sistema alimentario europeo
Vivimos en un momento en el que la alimentación se ha convertido en un asunto político, ambiental y sanitario de primer orden. Y en ese contexto, el periodismo agroalimentario ha dejado de ser un nicho para situarse en el centro del debate público y una herramienta fundamental para entender cómo funciona el mundo. Cambio climático, salud pública, innovación tecnológica, sostenibilidad o relevo generacional en el medio rural son hoy temas transversales en la agenda informativa. “Lo que ocurre en el campo o en la industria alimentaria nos afecta a todos”, recordó durante la gala Ada Aparicio, Directora de Comunicación de EIT Food en el Sur de Europa. A todos nos importa lo que comemos, y necesitamos información rigurosa al respecto.
Ada Aparicio, Directora de comunicación de EIT Food en el Sur de Europa durante los EIT Food Journalism Awards
En ese contexto, los EIT Food Journalism Awards se han consolidado como el principal reconocimiento a ese periodismo que explica cómo comemos, cómo producimos alimentos y qué modelo alimentario estamos construyendo. Convocados por EIT Food, la mayor comunidad europea de innovación agroalimentaria, los premios nacieron en 2019 con un objetivo claro: reconocer e incentivar trabajos periodísticos en prensa, radio, televisión, medios digitales o podcast que contribuyan a divulgar los valores de la innovación y la sostenibilidad en el sistema alimentario. “Necesitamos a los periodistas para que, desde la investigación y el emprendimiento, podamos llegar a los consumidores”, subrayó Begoña Pérez Villarreal, directora de EIT Food para el Sur de Europa.
Begoña Pérez Villarreal, Directora de EIT Food en el Sur de Europa, durante los EIT Food Journalism Awards
En la edición de 2025, los premios han vuelto a demostrar esa madurez. Con una dotación económica de 2.000 euros para el primer premio, 1.500 para el segundo y 750 para el tercero, el certamen ha recibido cerca de un centenar de trabajos solo en España. En el conjunto de los cuatro países donde se celebran —España, Italia, Portugal y Grecia— se han presentado ya más de 1.500 trabajos y participado más de 450 periodistas. “Hay un interés notable y creciente por el sector agroalimentario. El periodismo sigue muy vivo, aunque el mundo cambie”, destacó Pérez Villarreal, que puso en valor el compromiso de los profesionales “con el rigor informativo y con el futuro del sistema alimentario”.
Más allá de las cifras, los premios dibujan una radiografía del periodismo agroalimentario actual. Entre los trabajos reconocidos hay reportajes sobre biodiversidad, semillas, desperdicio alimentario, innovación tecnológica o agricultura regenerativa. Historias que combinan datos, divulgación y relato humano. “El periodismo contribuye a que cuestiones objetivas o científicas tengan un lado humano”, apuntó la Directora de EIT Food South, Begoña Pérez Villarreal. “Hacen falta personas comprometidas con el rigor informativo y el futuro del sector alimentario”, añadió.
Relevo generacional: un reto estructural
Uno de los ejes centrales de la jornada fue la mesa redonda Relevo generacional en el sector agroalimentario, moderada por el periodista Javier Bolaños, ganador del premio en 2024. En ella participaron Patricia Martínez, subdirectora adjunta de Dinamización del Medio Rural del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; Javier González, senior business support manager de EIT Food; la viticultora Carmen F. Uriarte; y Rubén Hidalgo, director de Innovación y Emprendimiento de CAPSA. “El relevo generacional es uno de los grandes retos estructurales de nuestro sistema”, señaló González al inicio del debate, en el que se abordó la hoja de ruta de España y Europa, el impacto del cambio climático y la imagen del mundo rural.
Desde el ámbito institucional se recordó que la situación es compleja: solo el 9% de las explotaciones están en manos de menores de 40 años. “Tradicionalmente ha existido un relevo intrafamiliar, pero hoy también llegan jóvenes de otros sectores, con necesidades distintas que deben ser atendidas, igual que quienes están próximos a la jubilación”, explicó Patricia Martínez, subrayando además el peso que tiene la falta de servicios en el medio rural. La digitalización y las nuevas tecnologías aparecieron como herramientas clave. “Van a mejorar la competitividad del sector y la calidad de vida de agricultores y ganaderos, pero necesitan acompañamiento para su implantación”, añadió.
Foto de familia de los premios de EIT
Javier González defendió el papel de la innovación aplicada: “Hay tecnologías muy útiles para la realidad del campo por las que hay que apostar. Generan impacto real, contribuyen a la sostenibilidad y permiten que las personas apuesten por el mundo rural”. Desde la experiencia personal, Carmen F. Uriarte recordó que “para generaciones anteriores es complicado implementar herramientas digitales, aunque no sustituyen el trabajo en el campo, son fundamentales”. También reivindicó la necesidad de cambiar el relato: “Debemos contar experiencias positivas para que haya niñas que se planteen que el mundo rural puede ser una opción de vida”.
Rubén Hidalgo apuntó a otro de los grandes desafíos: el cultural. “Llevamos décadas diciendo que quedarse en el pueblo es fracasar. Ningún urbanita se siente menor por vivir en la ciudad, pero en el mundo rural eso no ocurre. En países como Francia nadie se siente menos por vivir en un pueblo”. Un cambio de mirada que, coincidieron los ponentes, es tan necesario como las políticas públicas.
En ese cruce entre información, innovación y territorio se sitúan los EIT Food Journalism Awards, que no solo premian buenos trabajos, sino que reivindican el valor del periodismo para entender un sistema alimentario en plena transformación. En un momento en el que lo que comemos define buena parte de nuestro futuro colectivo, contar bien estas historias también forma parte de la solución. Y, como destaca Aparicio, “no hay nada más suculento que alguien nos atrape con una buena historia que nos haga aprender y desear avanzar en cualquier ámbito”.