El nuevo PNV de Aitor Esteban busca recuperar presencia en Navarra de la mano de Javier Ollo

El nuevo PNV de Aitor Esteban busca recuperar presencia en Navarra de la mano de Javier Ollo

En un período de transición para el vasquismo tras la marcha al Senado de su referencia durante años, la expresidenta Uxue Barkos, y de fricciones dentro de Geroa Bai, el partido ha dado galones a un treintañero en Euzkadi Buru Batzar

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El nuevo PNV de Aitor Esteban tiene el objetivo manifiesto de reforzar su presencia en Navarra, según constatan fuentes internas. El partido se enorgullece de estar implantado en el territorio desde 1906 -se fundó en 1895- pero hace lustros que no utiliza allí su marca diferenciada y su presidente territorial, Unai Hualde, manifestó a este periódico en 2020 que los afiliados totales no pasaban de 300 allí (de 22.000 en total). En un período de transición para el vasquismo en Navarra tras la marcha al Senado de su referencia durante años, la expresidenta Uxue Barkos, el PNV ha dado galones en la nueva dirección a Javier Ollo, de 33 años. Es alcalde de Alsasua y parlamentario foral y está ganando en protagonismo a marchas forzadas.

No es casualidad que por vez primera Navarra tenga dos asientos en el Euzkadi Buru Batzar, que tiene catorce sillas (quince si se cuenta al lehendakari, Imanol Pradales). Hasta ahora, solamente el líder del Napar Buru Batzar asistía a las reuniones de la ejecutiva nacional, pero Esteban ha querido incorporar a Ollo entre los ocho puestos electos. De hecho, Navarra tiene los mismos asientos que Álava y solamente uno menos que Gipuzkoa, por ejemplo.

Esteban, de 62 años, ha encomendado a tres treintañeros tareas muy relevantes en la nueva etapa. Maitane Ipiñazar, vizcaína, será la ‘número dos’ y asume relevantes funciones internas y de comunicación. Joseba Díez Antxustegi, alavés, es el portavoz en el Parlamento Vasco y el hombre fuerte para las negociaciones con otros partidos y para la coordinación institucional. El tercero en discordia es Ollo. Desde su designación, ha sido el único miembro de la dirección que ha concedido entrevistas junto con Esteban, extremo que ha sorprendido incluso internamente. Liderará también la política general del partido sobre Medio Ambiente, sector primario o Agenda 2030.

El PNV navarro está encuadrado en Geroa Bai. Esta marca surgió en 2011 con sucesora de la antigua Nafarroa Bai cuando formaciones como EA y Aralar optaron por un nuevo proyecto (la actual EH Bildu) y Batzarre se inclinó hacia acuerdos de izquierdas con IU y otras formaciones de ese espectro. Alcanzó su cénit en 2015 al lograr la presidencia del Gobierno foral merced al tirón de Barkos, independiente y que con el tiempo ha articulado a todo un sector diferenciado del PNV y que ahora se llama Geroa Socialverdes. Desde entonces, el espacio ha venido sufriendo desgaste -aunque continúa en el Ejecutivo como socio del mayoritario PSN- y las fricciones han ido creciendo entre el sector del PNV y el ‘socialverde’.

El PNV no logra escaños en solitario en el Parlamento navarro desde 1983. Logró tres, los mismos que tiene ahora dentro de Geroa Bai, por cuatro de sus socios. Tras la escisión de EA en 1986 quedó fuera de las instituciones en 1987 y 1991. En 1995 ya optó por explorar coaliciones, tendencia que se mantiene hasta ahora. En las generales, el hecho de no usar la marca PNV facilita la obtención de grupo en el Congreso. Y es que el requisito si no se llega a 15 escaños es tener cinco con un 15% de voto en todas las circunscripciones en las que se participe. En Pamplona y Navarra, el vasquismo ha sido séptima u octava fuerza en convocatorias generales o europeas recientes y ha sido víctima de un claro voto dual con Barkos como imán en convocatorias forales pero sin ese ‘punch’ en otras, incluso si se celebran el mismo día. En mayo de 2023, sin ir más lejos, Geroa Bai tuvo 14.000 papeletas en Pamplona en la urna de las forales y la mitad en la de las municipales.

Además de los tres escaños en el Parlamento -el de Hualde, que es el presidente de la Cámara desde 2019, el de Ollo y el de Blanca Regúlez-, el PNV tiene uno de los cuatro consejeros en el Ejecutivo de Chivite. Es Mikel Irujo, descendiente de Manuel de Irujo, el único ministro que ha tenido el partido en toda su historia. Lo fue en la II República y su mandato coincidió con el bombardeo de Gernika de abril de 1937. Con la reciente baja de Koldo Martínez, en Pamplona vuelven a tener un concejal, Javier Leoz. Geroa Bai tiene dos. Alsasua es el gran feudo del partido en Navarra. Hualde y Ollo son de allí y han sido alcaldes de la localidad. Recientemente, el partido ha enviado a la dirigente María Solana al consejo de administración de RTVE.

Un detalle muy relevante de las tensiones entre PNV y Socialverdes es que los nacionalistas no tienen el mínimo para optar a un grupo propio en el Senado. Por ello, es fácilmente comprobable que el PSOE ha cedido a un electo gallego, José Antonio Sánchez, para facilitarles esos recursos económicos y humanos. Sin embargo, se da la circunstancia de que Barkos es senadora por designación autonómica. También es fácilmente comprobable que ella está encuadrada -y además es la portavoz- de una coalición de izquierdas con Más Madrid o Compromís.

Otro episodio relevante se produjo en las últimas europeas. El PNV celebró uno de los actos centrales de su campaña en Navarra. A diferencia de EH Bildu, cuya escenografía es idéntica que en Vitoria, Bilbao o Donostia, los nacionalistas cambiaron por completo el escenario, la música y toda la puesta en escena del mitin, lo que llamó mucho la atención de militantes del PNV. Ni siquiera estaba la ikurriña.

El vasquismo, con EH Bildu, UPN y PSN con posiciones consolidadas, necesita buscar su espacio en las forales de 2027 y también encontrar un relevo de garantías a Barkos. Socialverdes ha impulsado la figura de Pablo Azcona, que es el portavoz parlamentario. Fue alcalde de Lodosa. En paralelo, Ollo seguirá ganando presencia en los próximos meses en una suerte de bicefalia con Hualde, el líder en Navarra y con una posición más institucional.