Hallan en Castellón un yacimiento que cambia lo que sabíamos sobre el Neolítico

Hallan en Castellón un yacimiento que cambia lo que sabíamos sobre el Neolítico

Un abrigo con cerámicas decoradas, herramientas de hueso y arte rupestre sitúa al río Bergantes como un eje clave en la neolitización de la península

Un hallazgo en los manuscritos medievales desvela una conexión inesperada con el Ártico

Un equipo de arqueólogos ha sacado a la luz un yacimiento clave para comprender cómo se expandieron las primeras comunidades neolíticas por el este de la península Ibérica. Se trata del abrigo de Les Coves Llongues, en Sorita (Els Ports, Castelló), donde se han identificado ocupaciones que abarcan desde el Epipaleolítico hasta el Neolítico antiguo, con dataciones que sitúan los primeros asentamientos de agricultores en la segunda mitad del VI milenio antes de Cristo. El hallazgo, publicado en Munibe Monographs, destaca por la riqueza del registro recuperado: cerámicas decoradas con diversas técnicas, herramientas líticas y óseas, elementos de adorno personal y restos de arte levantino pintado en las paredes del abrigo.

La localización del yacimiento no es anecdótica. El abrigo de Les Coves Llongues se sitúa en las inmediaciones del río Bergantes, una cuenca poco explorada hasta ahora y que no figuraba entre los focos principales del Neolítico peninsular. Su localización, entre la costa mediterránea y el interior del valle del Ebro, plantea una revisión del papel que estas zonas jugaban en la expansión de las primeras comunidades agrícolas. Esta posición geográfica, a medio camino entre el litoral mediterráneo y la cuenca del Ebro, refuerza la hipótesis de que este curso fluvial fue una vía de penetración de las primeras comunidades productoras hacia el interior. Así lo consideran los investigadores Dídac Roman e Inés Domingo, quienes destacan que “este descubrimiento es crucial para comprender los modelos de expansión de las primeras poblaciones neolíticas y las rutas que siguieron para asentarse en nuevos territorios”.

Una secuencia poco común en el interior de Castellón

El abrigo conserva una secuencia estratigráfica poco frecuente en el norte de al Comunidad Valenciana. En los niveles inferiores se documentaron ocupaciones epimagdaleniense y mesolíticas, mientras que el nivel II —uno de los más ricos— corresponde al Neolítico antiguo. En él se han hallado cerámicas impresas e inciso-impresas, triángulos de doble bisel, punzones de hueso y elementos de adorno. A pesar de que solo se han excavado seis metros cuadrados, los resultados son reveladores y apuntan a un uso continuado del espacio, posiblemente con distintas funciones según el momento del año o el tipo de actividad.

La datación de estos materiales se ha realizado mediante análisis de carbono 14, lo que ha permitido situar las ocupaciones neolíticas en torno a 5469-5321 cal BC. Aunque los investigadores reconocen que las fechas podrían estar ligeramente envejecidas por el tipo de muestra, coinciden con los elementos materiales encontrados. La presencia de cerámicas decoradas con técnicas diversas —impresa, inciso-impresa, incisa, plástica y peinada— permite vincular el conjunto a contextos cardiales del VI milenio cal BC, aunque algunas piezas podrían extender la ocupación hasta fases más avanzadas del Neolítico antiguo.

Cerámica, herramientas y símbolos

La variedad de estilos cerámicos y motivos decorativos encontrados en el abrigo sugiere contactos culturales diversos y, posiblemente, cierta continuidad en la ocupación. Las cerámicas presentan formas simples, bordes redondeados, asas planas y decoración mediante cordones, líneas incisas o impresiones cardiales. Algunas piezas, como un fragmento decorado con gradina y cardial, o guirnaldas inciso-impresas, tienen paralelos en otros yacimientos como el Cingle del Mas Nou o Can Ballester. También destacan los elementos funcionales, como dos taladros y varios geométricos de doble bisel, que podrían haber servido como herramientas o proyectiles.

Uno de los elementos más singulares del yacimiento es la presencia de arte rupestre levantino. Aunque ya se conocía la existencia de un zoomorfo pintado en color rojo, las nuevas campañas han identificado restos adicionales, entre ellos otra figura animal y varios trazos de difícil interpretación. Las características de los pigmentos y los motivos confirmados refuerzan la adscripción al arte levantino, lo que convierte a Les Coves Llongues en un lugar excepcional: un abrigo con ocupación documentada y manifestaciones pictóricas integradas en el mismo contexto arqueológico.

Una región con escasa documentación previa

Hasta ahora, la zona norte del interior de Castellón apenas contaba con evidencias del Neolítico antiguo. El único hallazgo conocido era un fragmento cerámico de cronología cardial recuperado en los años ochenta, de procedencia incierta. Con este nuevo yacimiento, se abre una vía para reinterpretar la neolitización del territorio: no solo como un fenómeno costero, sino como un proceso que pudo avanzar de forma temprana hacia el interior a través de corredores naturales como el valle del Bergantes.

Un potencial aún por descubrir

La superficie excavada hasta la fecha es reducida en comparación con las dimensiones del abrigo, que alcanza los 85 metros de longitud. Según los autores, las perspectivas de futuras campañas son muy prometedoras, tanto por el potencial estratigráfico como por la variedad de materiales ya recuperados. La coexistencia de ocupaciones neolíticas, mesolíticas y epipaleolíticas, junto con las evidencias rupestres, convierte el abrigo en un espacio privilegiado para estudiar las dinámicas de transición y contacto entre distintos grupos humanos.

Los investigadores destacan que, además de aportar datos materiales, este tipo de yacimientos ayudan a reconstruir cómo se desplazaban, habitaban y se relacionaban las comunidades del Neolítico temprano. En ese sentido, la zona del Bergantes no fue simplemente un lugar de paso, sino un territorio con capacidad de atracción, donde se mezclaban tradiciones, técnicas y simbolismos. El abrigo de Coves Llongues, oculto hasta ahora en un barranco de difícil acceso, empieza a ocupar un lugar central en la historia de la península.