Salud y rock’n’roll: la farmacia de Madrid donde pedir un ibuprofeno entre el rostro de Loquillo y temas de Extremoduro

Salud y rock’n’roll: la farmacia de Madrid donde pedir un ibuprofeno entre el rostro de Loquillo y temas de Extremoduro

Este particular comercio en el distrito de Arganzuela rinde tributo al rock nacional con neones, videoclips, vinilos y hasta las siluetas de grandes referentes del género en el mostrador. «Acaban saliendo rockeros debajo de las piedras», dice su responsable sobre la gran respuesta de la clientela

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A la cruz verde de una de las farmacias más particulares de Madrid le salen cuernos de diablillo. Es una seña más de su esencia rockera, pero que nadie tenga ningún miedo. Pese a que la fama del género no suele tener mucho que ver con la vida sana o la curación, en este lugar la profesionalidad, el conocimiento y la cercanía están garantizados.

Se trata de la farmacia Salud y Rock’n’roll, que toma su nombre de una canción de Loquillo. Paco Hernández regenta desde 2014 este negocio con dos décadas de trayectoria en el número 11 de la calle Bolívar, en el distrito de Arganzuela. No fue hasta el pasado año cuando la rebautizó y pudo por fin acometer la reforma de sus sueños, esa que ya imaginaba cuando en sus inicios administraba un comercio similar en Alcorcón. Una renovación integral con la que dejar atrás “un aspecto más tradicional” y customizar el espacio para rendir tributo a grandes figuras del rock nacional.

Los elementos con los que lo logra son variados y variopintos, sobre todo por el contraste que se produce con los fármacos, cremas y productos de higiene que pueblan los estantes. En la fachada, hay que añadir a a la cruz cornuda una pantalla en la que se van reproduciendo en bucle 17 videoclips de grupos como Sínkope, Burning o Barricada.

Respecto al interior, una serie de neones se reparten por el recinto. Mientras que en cualquier farmacia este tipo de letreros indicarían las diferentes secciones (democosmética, infantil…), aquí la mayoría pertenecen al universo del rock español. Dos están dedicados a Extremoduro, quizá el gran referente de Paco (la portada del disco Yo, minoría absoluta envuelve su despacho): en uno se lee Ama y ensancha el alma, tema de su recopilatorio Deltoya, mientras que el otro recuerda el álbum Agila. Un tercer letrero luminoso rinde homenaje a Loquillo y su himno El rompeolas. El farmacétucio apunta eso sí que el cuarto neón, situado detrás del mostrador en el que atienden a la clientela, se aleja del ámbito rockero. Recoge la frase Cómo podemos ayudarte, leitmotiv de la serie médica New Amsterdam.


Paco Hernández sostiene un vinilo de ‘Creer y Luchar’, álbum de Sínkope, en el despacho de su farmacia. Al fondo un cartel del disco ‘Yo, minoría absoluta’ (2002), de Extremoduro.

Un pequeño cubículo acristalado del suelo del local, cerca del mostrador, contiene un vinilo de Ecdisis. “No tengo nada para reproducir vinilos, pero me encanta coleccionarlos a modo de fetiche”, dice Paco. En este caso se trata del último álbum de la banda Ciclonautas, publicado el pasado 14 de marzo. Porque Paco no tira solo de nostalgia, le gusta estar a la última y aprovecha este pequeño espacio bajo los pies para destacar nuevos lanzamientos.


Vinilo del álbum de Ciclonautas ‘Ecdisis’, publicado el pasado 14 de marzo, con la dedicatoria «a Paco, remedio y solución».

Mientras atiende a este periódico, un reproductor hace sonar en todo el establecimiento Arde Bogotá, fenómeno reciente de la escena patria. “Para mí trabajar con la música que me gusta siempre ha sido muy importante, eso sí que estaba ya antes de la reforma porque. Todo lo que suena aquí es rock. Es una seña de identidad”, afirma Paco en conversación con Somos Arganzuela.

La guinda del pastel llega en el propio mostrador, compuesto por tres pequeños puestos colocados de forma consecutiva en horizontal. Cada uno de ellos está decorado con la siluete de un tótem del rock patrio: Fito Cabrales de Fito & Fitipaldis; Robe Iniesta, el que fuera líder de Extremoduro y el mencionado Loquillo.


Siluetas de Fito Cabrales, Robe Iniesta y Loquillo en el mostrador de la farmacia.

“Contacté a varios estudios y empresas de diseño, aunque los primeros proyectos me parecían demasiado parecidos a lo que ves en todos los sitios. Entonces pregunté a uno de ellos si se atreverían a hacer una farmacia temática, porque que yo sepa no existen. Cuando les dije que iba a girar alrededor del rock pusieron cara rara. Yo les expliqué que al final es lo mismo que si un local de cualquier otra cosa está dedicado a este tipo de música. Les di algunas pinceladas, me presentaron el proyecto y aquí estamos”, cuenta Paco.

“Los primeros diseños que me presentaron no eran todo lo rompedores que me imaginaba. Yo quería algo transgresor y creo que lo he conseguido”, reconoce. “Las cosas más identificativas de la farmacia, como las siluetas de los mostradores, son de mi cosecha”, destaca Paco, tan campechano como orgulloso de su obra. Su idea es ir renovando algunos elementos, por ejemplo los neones con guiños musicales: “La gente se fija cuando hay cambios, cuando ve algo diferente”.


Dos neones de la farmacia: uno con el tema ‘Ama y ensancha el alma’, del disco de Extremoduro ‘Deltoya’ (1992), y otro de su álbum ‘Agila’ (1996).

Porque además de compartir sus gustos, Paco tiene muy en cuenta a la clientela. Por eso valora la gran acogida que la reforma ha recibido en el barrio: “Las personas te sorprenden. El cambio hace que te pregunten o te hablen de ellos mismos y al final acaban saliendo rockeros hasta debajo de las piedras”. Desde su punto de vista, lo han percibido como “una cosa atractiva y diferente”, incluso “la gente de una edad más avanzada”.

Paco sabe diferenciar, eso sí, lo pasional y lo profesional. La plantilla la componen otras tres empleadas “que no han sido escogidas por rockeras”. Sí apunta que una de ellas comparte la afición y, como él, puede presumir de trabajar rodeada de ídolos. Referentes que les acompañan en todo momento, en la salud y en la enfermedad. De hecho, pensándolo bien, pocos negocios tan apropiados para honrar la memoria del género: como suele decirse, los viejos rockeros nunca mueren.