
Bingen Zupiria, consejero de Seguridad: «En casi todas las Policías hay tendencias individuales ultras no aceptables»
El máximo responsable político de la Ertzaintza repasa en elDiario.es/Euskadi los datos de criminalidad, la situación de la Policía vasca o las denuncias por algunas actuaciones y adelanta que ve difícil encaje «constitucional» a asumir competencias de control de la frontera
Aperciben a la Ertzaintza por la aparición de fichas policiales en medios próximos al ultra Alvise
Bingen Zupiria (Hernani, 1961) es uno de los únicos tres miembros del Gobierno de Iñigo Urkullu que sigue en esta legislatura con Imanol Pradales. En su caso, después de ocho años como consejero de Cultura -en los cuatro últimos, además, ejerció como portavoz- ha pasado a gestionar la cartera de Seguridad. Ha sido una sorpresa incluso para él mismo, admite. Antes, durante once años, fue también el responsable de Comunicación de otro lehendakari, José Antonio Ardanza, de cuyo fallecimiento se cumple ahora un año.
Nueve meses después del aterrizaje en su nuevo cargo, puede presumir de haber firmado el convenio de la Ertzaintza después de lustros siendo imposible. La Policía vasca patrulla también ya con BMW novísimos. En el capítulo de sombras, reconoce que crecen los índices de criminalidad y que es preocupante la violencia en el deporte. O más bien en torno al fútbol masculino. Pero también hay denuncias a la labor de la Ertzaintza en estos contextos, como el caso de una mujer que se desplomó en Anoeta tras una carga y que asegura que sus lesiones en la cabeza las causó un proyectil de ‘foam’ de los antidisturbios.
En algunos temas, Zupiria evita mojarse. De sus tiempos de portavoz ha mantenido dos cosas. Una es una tableta que emplea para ser preciso en los datos. La otra es que es un político que prefiere renunciar a responder a un tema cuando no lo conoce o cuando sabe que puede ser polémico. Con todo, sí exhibe preocupación por el incremento de comportamientos ultras. Hay “tendencias” que no son generales pero que no pueden ser “aceptables”.
La entrevista tiene lugar en Bilbao en dos tiempos. Las preguntas son en un despacho con grandes ventanales a la Gran Vía de Don Diego López de Haro por donde no cesan de pasar taxis y autobuses. Las fotografías se hacen en el cercano parque de Doña Casilda Iturrizar aprovechando una soleada mañana de miércoles. Zupiria, periodista de profesión y exdirector de ETB y de ‘Deia’, se fija en que algunos árboles tienen naranjas. Después de la entrevista, el consejero se desplazó a la base central de Erandio para negociar con los sindicatos el plan para garantizar que la Ertzaintza tenga, al fin, los 8.000 efectivos prometidos en 2004.
A muy pocos se les puede hacer esta pregunta, así que arrancaremos por ahí. ¿Cómo es trabajar con Iñigo Urkullu y cómo es hacerlo con Imanol Pradales?
Bueno, la verdad es que he tenido la suerte de trabajar con tres lehendakaris, no con dos. También tuve la suerte de trabajar con José Antonio Ardanza. Puedo decir que los tres tienen una personalidad diferente, una forma de ser diferente. Pero, si en algo se parecen, es en el nivel de exigencia que plantean a sus equipos.
¿Hay que esperar cambios de estilo con Pradales con respecto a Urkullu?
Son personas diferentes. Cada uno tiene su forma de ser. Pero insisto en que hay una cosa que me ha quedado muy clara de los dos, que es el nivel de exigencia.
¿Esperaba continuar en el Gobierno después de tantos cambios?
Eso es una decisión que nunca depende de uno. Me puse a disposición del lehendakari Pradales. Y me propuso continuar en el Gobierno y acepté hacerlo.
¿Esperaba ser propuesto como consejero de Seguridad después de ocho años en Cultura?
No, no lo esperaba.
¿Qué piensa al ver a sus antiguas compañeras fichar por empresas como KPMG o Vithas?
Me alegro. Me alegro por Arantxa Tapia y me alegro por Gotzone Sagardui. En el caso de Arantxa ha dado doce años de su vida al país. Y, en el caso de Gotzone, cuatro, pero muy exigentes y muy duros. Me alegra ver que tienen una salida en la actividad privada de forma natural.
¿Cree que, por ejemplo, a Sagardui se le ha tratado injustamente?
¿Por parte de quién?
Se dice que el Gobierno actual está enmendando medidas en materia sanitaria que adoptó ella.
Supongo que es algo que habrá sucedido siempre en todos los cambios de Gobierno. Al final, un Gobierno tiene una forma de hacer las cosas, un estilo. Y cada uno de sus miembros también. Entiendo que cualquier modificación que se haga sobre una política pueda dar la sensación de que hay cambios. Pero creo que así debe ser.
En estos meses en el nuevo cargo, puede apuntarse ya la medalla de haber estrenado patrullas BMW para la Ertzaintza y también de haber cerrado un convenio después de casi quince años.
Sobre lo primero, la selección de los materiales de la Ertzaintza es una cosa bastante complicada… Sobre el convenio, es una cosa importante, sí. Pero ya lo he dicho y no me cuesta nada repetirlo: el resultado que hemos obtenido tiene sus bases en el esfuerzo negociador que Josu Erkoreka hizo en la legislatura pasada. Sin aquellos contactos que hubo hasta justo antes de las elecciones, seguramente no habríamos tenido la información que hemos tenido después para alcanzar un acuerdo.
Pero la sensación es que en la pasada legislatura no eran posibles las subidas salariales y que ahora, como mínimo, cada agente tendrá 4.200 euros más al año.
La negociación ha consistido en mejorar las cantidades que los ertzainas perciben en concepto de pluses de diferente tenor. En la legislatura pasada también estuvo planteada en esos términos. Negociar el salario base no es ni planteable ni factible.
¿Y esos 4.200 euros sí es una cantidad asumible?
Es una cantidad negociada. Ha sido también la voluntad que han manifestado los sindicatos para llegar a un acuerdo. En esos términos se ha concretado.
¿Le daría algún consejo a su compañera Begoña Pedrosa, consejera de Educación y que tiene encima de la mesa las reclamaciones del profesorado de la escuela pública?
Begoña conoce mejor que nadie, seguramente, el ámbito que tiene que gestionar. Ya ha vivido en primera persona como viceconsejera las negociaciones que en la legislatura pasada se han producido con los sindicatos. Ella tuvo un papel importante. Con respecto a la negociación que nos ha correspondido liderar a nosotros en el Departamento de Seguridad, diría que los sindicatos con los que nos hemos sentado y hemos llegado a un acuerdo mostraron desde el primer momento buena voluntad. Eso ha facilitado mucho la negociación y el resultado posterior.
Si la falta de convenio viene de largo, de mucho más atrás se arrastra el tema de la plantilla de 8.000 efectivos. Hablamos de un acuerdo de 2004 que lleva dos décadas incumplido…
No conozco todas las razones que puede haber. La exigencia de que hubiera 8.000 ertzainas se produce en un momento muy determinado en el que muchas personas están siendo objeto de amenaza y en algunos casos con resultados fatales por parte de ETA. Era un momento en el que la Ertzaintza tenía que destinar muchos efectivos a ofrecer protección, vigilancia y acompañamiento a personas amenazadas. Hay un momento posterior, más o menos hace 13 ó 14 años, en el que se alcanzó esa cifra de 8.000. Y luego, sí, ha habido dificultades de gestión que no han hecho posible mantener en esos niveles.
¿Y de quién es la responsabilidad?
Bueno, ha habido muchos factores. Algunos tienen que ver con la propia gestión del Departamento, pero otros son la gestión de las jubilaciones y las tasas de reposición. Es importante destacar que en cualquier otra actividad de nuestra Administración se pueden tener bolsas y trabajadores interinos. Se pueden hacer sustituciones. En el caso de la Ertzaintza eso no es posible. La Ertzaintza no puede tener, como las Policías locales, bolsas de interinos de las que tirar cuando se producen bajas.
Se podría cambiar la ley para hacerlo…
Pero nadie lo ha planteado… Y no tengo el conocimiento suficiente para decir si un cambio de ley nos permitiría actuar así. Lo cierto es que hoy no es posible. Hay que entender también que la persona que llega a ser ertzaina en activo tiene que pasar un proceso de formación largo y exigente. Eso requiere de unos ritmos y de unos tiempos.
En cualquier otra actividad de nuestra Administración se pueden tener bolsas y trabajadores interinos. Se pueden hacer sustituciones. En el caso de la Ertzaintza eso no es posible.
La propuesta, en todo caso, no es inmediata. Nos lleva a 2030, a dentro de cinco años. Ahora mismo hay más de 700 vacantes ya y más o menos se dan unas 300 jubilaciones anuales. Esto implica un mínimo de unas 2.200 incorporaciones. No parece sencillo.
No, no es sencillo. Es un tema muy complejo. Primero tiene que ser objeto de negociación. Vamos a tener que llegar a un acuerdo con los sindicatos más representativos de la Ertzaintza para ver cómo lo hacemos, con qué calendario.
¿Será más fácil alcanzar este objetivo permitiendo que haya agentes que no sean policías, esos funcionarios llamados “facultativos y técnicos”?
Eso también tiene que ser un tema de negociación. Lo plantearemos en la mesa. Pero en ningún caso estamos pensando en cientos de efectivos para la escala técnica y facultativa. Es un recurso más. A algunos ertzainas les permitirá promocionar en su carrera profesional y en otros casos nos permitirá incorporar a gente con conocimiento y especialización para hacer frente a unas tareas muy determinadas.
¿Podría concretar un poco esas tareas no policiales?
Preferiría no hacerlo. Tiene que ser objeto de negociación.
¿Podría ser para la Policía Científica?
Sí, por ejemplo, para gente que se dedique a actividades forenses o químicos.
El compromiso es llegar a 8.000, sí, pero hay voces que plantean ya que la cifra se adoptó en 2004, que la sociedad ha cambiado mucho y que de cara a 2030 va a cambiar aún más. Es decir, que habría que ir incluso a una plantilla de más agentes.
Me parece un debate interesante. Constato, por un lado, que hay algún grupo político en el Parlamento que considera que 8.000 efectivos son demasiados. Y también constato que hay otras fuerzas políticas que piensan que tienen que ser más. Es verdad: la sociedad vasca en 2025 es muy diferente a la que conocimos en épocas pasadas. Probablemente en algunos aspectos se parece más a la sociedad de 1980 que a la sociedad de 2004. La criminalidad es diferente. Este país ha vivido durante muchos años pendiente de la violencia de ETA y de la violencia callejera que se alineaba con ese movimiento político. Otras expresiones de criminalidad han tenido menor importancia en nuestra sociedad, probablemente como consecuencia de eso. Hoy la situación es diferente. Las consideraciones que tuviéramos que hacer sobre los efectivos con los que la Ertzaintza debe contar deberían ajustarse a la realidad de la sociedad actual, con todos los cambios que se están produciendo. Hay formas de violencia y de criminalidad que hasta hoy no hemos conocido. Hablo de todo lo relacionado con el mundo de la ciberdelincuencia. Es algo nuevo en todas las sociedades del mundo y también en la nuestra. Y la globalización ha traído consigo que haya movimientos de personas que pasan de un Estado a otro y cometen robos y otro tipo de delitos. Hay también una presión tremenda del tráfico de sustancias adictivas y drogas. Ésa es la nueva realidad a la que hay que responder. Pero quiero aprovechar esta entrevista para dar un dato que no he tenido nunca oportunidad de dar…
[Busca la información en una tableta]
Euskadi es la comunidad que mayor ratio de policía tiene por cada mil habitantes. Incluyo, además, a las Policías locales. Estamos por encima de las ratios que existen en otras sociedades como la catalana, tanto con las cifras actuales como, evidentemente, con las cifras que podríamos alcanzar cuando se cumpla con los 8.000 efectivos.
Euskadi es la comunidad que mayor ratio de policía tiene por cada mil habitantes.
¿En Euskadi hay un problema de inseguridad o lo que hay es un problema de percepción de inseguridad?
En Euskadi, desde la pandemia, ha habido un crecimiento del número de delitos. Hay también un crecimiento del número de víctimas. Y hay un crecimiento de la sensación de inseguridad o de la percepción de seguridad. Las tres afirmaciones son ciertas.
Euskadi sigue en nivel alto de riesgo yihadista, alerta cuatro sobre cinco. ¿Se están adoptando medidas especiales?
El análisis del riesgo de la actividad del terrorismo yihadista se realiza a nivel estatal y a nivel europeo. En Europa, especialmente en la zona de Europa central, se han producido diferentes ataques por parte de personas no organizadas. Han cometido atentados contra personas, normalmente en celebraciones masivas. Esta preocupación existe y esto hace que el nivel de alarma sea elevado. Pero también responde a situaciones que se están produciendo en el norte de África, especialmente en la zona subsahariana, donde hay una actividad yihadista muy importante, con muchas víctimas normalmente cristianas.
Si la competencia fuera propia, ¿se rebajaría ese nivel o se mantendría?
El acuerdo es que vayamos a niveles de alerta parecidos. Se comunican las diferentes Policías y se establecen los niveles de alarma de forma consensuada.
El consejero de Seguridad, Bingen Zupiria
¿Da por superada la etapa del movimiento asindical ‘Ertzainas en lucha’?
No lo sé. Habría que preguntarles a ellos.
¿Le preocupa la infiltración ultra en la Policía vasca?
Me preocupa observar que, de forma general, en casi todos los cuerpos de Policía que vemos alrededor, existen tendencias individuales, que en nada creo que comprometen a las fuerzas policiales, que son difícilmente aceptables en un sistema democrático europeo. La democracia puede estar amenazada Y es obligación de las fuerzas de Policía democráticas hacer frente a esa amenaza antidemocrática, tanto en relación con la sociedad como también si se produjeran en su interior.
¿En qué se traduce eso en la Ertzaintza?
En la Ertzaintza no se traduce en nada, pero puede haber comportamientos individuales que se alejan un poco de lo que debería ser un comportamiento normal y un compromiso con las posiciones democráticas.
Hace muy pocas semanas se jubiló el último ertzaina de la primera promoción. ¿Está perdiendo su esencia la institución?
Las primeras promociones de la Ertzaintza surgieron en una sociedad que daba por hecho que no iba a convivir con un fenómeno terrorista durante años. Se hablaba de una fuerza policial que no iba a ser necesariamente armada y que iba a poder patrullar con tranquilidad por las calles vascas. Aquel modelo no pudo prosperar porque el fenómeno terrorista se arraigó y continuó incluso con mayor crudeza en los años siguientes. La Ertzaintza no sólo estaba obligada a hacer frente al fenómeno terrorista y a dar protección a todas aquellas personas que pudieran estar amenazadas por ETA sino que, a la vez, tenía unas medidas de autoprotección muy importantes. Hoy, afortunadamente, vivimos otro momento. Creo que tenemos la posibilidad de reflexionar entre todos sobre cuál es ese modelo de Policía democrática, cercana y eficaz que nos gustaría tener.
Ha mencionado el tema del patrullar sin armas. Precisamente hace un año desde que se aprobó el decreto para que las Policías locales tengan que portar armas en caso de que no lo hicieran. ¿Cómo se está aplicando?
No se ha generado ninguna polémica al respecto. Las Policías municipales son conscientes de esta obligación legal que existe y han solicitado los cursos correspondientes para adiestrarse en el uso de las armas de fuego. Está bien regulado de qué manera hay que usar esas armas y cuáles pueden ser las excepciones.
¿Cuántos cuerpos locales se han negado?
Creo que están todos dentro del dentro de las previsiones legales.
¿Qué siente al ver en servicio en Euskadi a la Guardia Civil o a la Policía Nacional?
Cuando veo a la Policía Nacional y a la Guardia Civil quiero pensar que están cumpliendo con las funciones que tienen encomendadas en el Estatuto de Autonomía. Si es así, no tengo ningún otro sentimiento más que el de que cumplan la legalidad.
¿Eso es que duda de que a veces no lo hagan?
No voy a polemizar sobre esta cuestión. Si vemos que hay situaciones que no deberían producirse, tenemos los foros adecuados para plantear estas cuestiones e intentar resolverlas.
¿Le gustaría que la Ertzaintza asumiera más competencias, es decir, que esos cuerpos tuvieran menos competencias?
Hemos dado pasos en la buena dirección en todos estos años y creo que nos estamos acercando al umbral que el Estatuto de Autonomía previó cuando definió a la Ertzaintza como Policía “integral”. Además, ha habido un desarrollo muy importante de las Policías locales. Cuando hablamos de la seguridad en este país es importante que nos fijemos en la Ertzaintza pero también en los efectivos que las Policías municipales tienen y en la importancia de su labor. Una buena colaboración y una buena coordinación entre la Ertzaintza y las Policías locales es algo en lo que se están dando pasos muy importantes. ¿Si se pueden dar más pasos? Dependerá de que estos cambios se planteen dentro de una posible reforma del Estatuto de Autonomía o de un nuevo estatus, pero sobre todo de que luego puedan encajar en una negociación, que puedan encajar dentro del marco constitucional.
El Gobierno de Pedro Sánchez, por ejemplo, ha pactado recientemente con Junts dar más presencia a los Mossos d’Esquadra en la frontera. ¿Eso es una competencia que querría subir el Gobierno vasco?
Prefiero ser prudente en esta cuestión. Prefiero ver primero cómo se concreta ese acuerdo.
En principio, es una delegación de competencias y una presencia compartida.
Si es una competencia compartida, no está delegada. Quiero ver cómo se plasma para tener una opinión al respecto.
¿Podría gestionar la Ertzaintza la frontera de Hendaya, por ejemplo?
Eso seguramente exige un cambio constitucional. Expresamente, la Constitución reserva a la Policía Nacional y a la Guardia Civil toda la relación con personas extranjeras o nacionales que entran a España desde otro país. Supongo que, si hay voluntad y se ve la necesidad, todo es planteable. Pero nosotros todavía no estamos en ese estadio.
Que la Ertzaintza controle la frontera seguramente exige un cambio constitucional. Expresamente, la Constitución reserva a la Policía Nacional y a la Guardia Civil esa función. Quiero ver cómo se plasma [el acuerdo para Catalunya] para tener una opinión al respecto.
Bilbao ha encadenado este miércoles y este jueves dos grandes eventos deportivos. En mayo acoge la final de la UEFA Europa League. ¿Está la Ertzaintza preparada?
Una forma de responder a esa pregunta es mirar al pasado y recordar todos los eventos de todo tipo que se han celebrado en Bilbao. O en Donostia y Gasteiz. El resultado de todos estos acontecimientos demuestra que la Ertzaintza está preparada.
¿Hay diferencia entre el deporte masculino y el femenino? El año pasado hubo una final femenina de Champions League y no se dijo nada de estos temas. ¿Y entre el fútbol y el resto de deportes?
Es evidente que existe una diferencia notable entre el fútbol y otros deportes. Y existe una diferencia notable entre lo que el fútbol masculino arrastra y el fútbol femenino no arrastra. Hemos tenido finales de rugby que se celebraron en Bilbao y multitud de partidos en Donostia. Lo vemos en los triatlones de nivel mundial que se celebran todos los años en Vitoria. Lo hemos visto con el Tour [de Francia de 2023]. Este fenómeno de movimiento de masas que se está produciendo en torno al fútbol -y no siempre con aficionados al fútbol- es nuevo y va a requerir de la atención de todos. Desde luego, va a requerir la atención de la Ertzaintza.
¿Y cómo se combate eso? Entiendo que no sólo con Policía.
No, claro. Pero cada uno tiene que hacer su trabajo y la Ertzaintza va a hacer el suyo. Estamos ante un fenómeno que se está extendiendo por toda Europa y que necesita una respuesta ‘ad hoc’.
A veces da la sensación de que solamente se ven los ultras en los equipos visitantes.
Sí, así es. Y me parece que es una falsa percepción. Especialmente en Donostia y en Bilbao hemos visto que hay grupos que supuestamente son próximos al Athletic y a la Real [Sociedad] y tienen comportamientos vandálicos que no pueden ser aceptados con normalidad en nuestra sociedad.
¿Un consejero de seguridad llega a desear que su equipo quede eliminado de Europa para evitar este tipo de problemas?
No. No me ha pasado ni con el Athletic ni con la Real.
En Euskadi, por ley, es posible cobrar a los clubes por los dispositivos extraordinarios lo mismo que ocurre con los rescates tras actividades negligentes. ¿Cuántas facturas se les ha girado al Athletic Club y a la Real Sociedad esta temporada de Europa League, en la que ha habido una docena de eventos de riesgo “especial”?
La participación de nuestros equipos en estas competiciones y la atracción de competiciones internacionales para nuestras ciudades se consideran elementos que prestigian la imagen internacional de Euskadi. Son elementos de promoción de nuestro país. En esa promoción, además de los clubes, están implicadas las instituciones. Esto no se plantea tanto en términos económicos como en términos de promoción de la imagen de Euskadi.
¿Pero se les ha llegado a cobrar en algún momento?
Creo que son cantidades pequeñas las que se han cobrado.
¿Colaboran los clubes?
Las celebraciones deportivas más importantes que tenemos en Euskadi y los grandes eventos internacionales siempre son consecuencia de una relación muy estrecha entre las entidades organizadoras, que en muchos casos son sociedades deportivas, y las instituciones vascas, incluida la Policía. Por ejemplo, para el partido de fútbol de este jueves en Bilbao todo el dispositivo de organización y seguridad se ha coordinado entre la Ertzaintza y la Policía local de Bilbao con el Athletic y sus servicios de seguridad.
En materia de seguridad, es evidente que existe una diferencia notable entre el fútbol y otros deportes. Y existe una diferencia notable entre lo que el fútbol masculino arrastra y el fútbol femenino no arrastra.
Siguiendo con el fútbol, el año pasado, en un partido de Champions League en Anoeta, una mujer cayó desplomada con lesiones en la cabeza. ¿Recibió un disparo de ‘foam?
Creo que los informes médicos que existen al respecto no son determinantes ni en un sentido ni en el otro. No descartan que haya podido ser una pelota de ‘foam’ pero tampoco lo afirman. Y eso va a exigir un análisis muy minucioso de las circunstancias en las que se produjo ese hecho que no se tenía que haber producido.
Teniendo en cuenta que las lesiones están acreditadas y que son objetivas, si no fue un disparo de ‘foam’, ¿qué pudo ser?
Yo no lo sé. Este tema está abierto en la Justicia y hay un tribunal investigándolo. La Comisión de Control y Transparencia está analizando en detalle también esta cuestión.
En la zona no había incidentes por lo que se percibe en los vídeos. Lo único que había alrededor de la mujer era un grupo de agentes que portaban lanzadores de ‘foam’. ¿Qué otra posibilidad puede haber?
Creo que los atestados internos que existen demuestran que, cuando ese grupo de policías avanza, lo hace porque enfrente tienen a grupos de personas que están reuniendo materiales con los que luego agredir a la Ertzaintza. Eso es lo que les llevó a actuar.
Ella denuncia también haber recibido una patada.
No debo entrar en ese debate. Entiendo que una persona que pasaba por allí se vio envuelta en una situación injusta y que ella no provocó. Y entiendo también que debemos ser cuidadosos con su dolor. No quiero hacer ninguna declaración que pueda ofenderla.
A la familia le resulta sorprendente que habiendo videos y sabiendo quién llevaba los lanzadores no se haya conseguido esclarecer esto en más de un año.
Probablemente la Policía tiene ya una tesis. Pero no va a corresponderle a la Policía tomar la última decisión sobre esto. La última palabra la tendrán la Justicia y la Comisión de Control y Transparencia.
En fechas recientes, aquí en Bilbao, otra persona ha denunciado haber perdido un testículo por otro pelotazo de ‘foam’. ¿Es una denuncia infundada?
Tampoco me voy a pronunciar al respecto. Esta persona tiene el derecho a presentar una denuncia, bien ante la Ertzaintza o bien ante un tribunal de Justicia. Tiene derecho a que su caso se investigue y a que se determine una verdad oficial.
Citaba la labor de la Comisión de Control. Al hilo de una detención en Bilbao se planteó el uso de ‘body cams’ en los operativos. ¿Cómo está la implantación de este sistema de grabación? No consta que en estos casos de los que estamos hablando se utilizaran.
Su implantación ha sido progresiva. Los primeros casos en los que se portaron fueron en la Margen Izquierda, en la comisaría de Sestao. Fue una especie de experiencia piloto. Su uso se ha ido ampliando de forma progresiva. Por ejemplo, en las últimas actuaciones que ha tenido la Ertzaintza -y cito el caso del desalojo del edificio industrial de Rekalde por el que preguntaba- tanto los miembros de la Brigada Móvil que intervinieron en ese operativo como muchos de los agentes de Protección Ciudadana que participaron en él portaban cámaras.
¿El hecho denunciado está grabado, entonces?
No lo sé con seguridad, porque los policías iban grabando en los espacios en los que ellos estaban actuando.
Rosa Zarra acaba de ser reconocida como víctima de violencia policial. [Falleció tras una carga con pelotas de goma en 1995]. Sin embargo, la Ertzaintza y sus predecesores, siempre negaron que fuera víctima.
También he podido comprobar que cualquier afirmación que pueda hacer sobre esta cuestión, según palabras textuales de la familia, no produce más que enfado y dolor en ellos. Yo no estoy aquí para causar ni enfado ni daño a nadie. Me abstengo de hacer ningún comentario más sobre esta cuestión. Les he expresado por escrito cuál es mi opinión y mi sentimiento. Ya está.
¿La Ertzaintza puede investigar la corrupción con solamente ocho agentes? La UCO de la Guardia Civil, por ejemplo, tiene 600.
Supongo que dependerá de las denuncias que existan… No tengo ninguna duda de que, en caso necesario, habrá mucho más que esos agentes para instruir e investigar estas cuestiones.
Cabe la duda de si hay poca corrupción porque hay pocos medios para investigarla o si es al revés.
Normalmente, la Policía actúa de forma reactiva, cuando se interponen denuncias. No tengo una tesis sobre por qué no hay más denuncias de corrupción.
No tengo ninguna duda de que, en caso necesario, habrá mucho más que ocho agentes para instruir e investigar denuncias de corrupción.
Lo mismo se podría decir de los delitos ambientales. Ha habido también quejas reiteradas de que la dotación de la unidad especializada no es la suficiente.
Entiendo que los fiscales especializados en diferentes ámbitos quieren contar casi con cuerpos propios para la investigación de sus delitos. Lo entiendo y lo respeto, pero la Policía no tiene por qué organizarse de esa manera, ¿no? La Ertzaintza cuenta con unos equipos que colaboran permanentemente con jueces y fiscales. Hay algunas unidades centrales especializadas. Se ha establecido un modo de relación pero quizá no cumple con las expectativas de algunas Fiscalías.
El consejero de Seguridad, Bingen Zupiria
Ahora precisamente se está trabajando con la Fiscalía en la creación de otro grupo especial, el de menores. ¿Qué datos se pueden dar de esta nueva unidad?
Es importante destacar que su creación responde a una petición razonada y bien justificada por parte de las Fiscalías vascas. Muestran una preocupación importante por el crecimiento de actitudes delincuenciales entre menores de edad y por nuevos riesgos que están apareciendo en nuestra sociedad y que hacen especialmente vulnerables a las personas menores de edad. Existen toda una serie de exigencias con respecto al tratamiento que estas personas menores de edad deben tener desde todos los puntos de vista y es por eso que se ha planteado desde Fiscalía la creación de esta sección. La Ertzaintza ha decidido responder de forma positiva a esa petición.
Euskadi ha estado años sin medios aéreos contra incendios. ¿Es suficiente ahora con ese helicóptero que se ha adquirido de manera compartida con las diputaciones o se va a seguir dependiendo de los aviones que envía el Ejército del Aire?
Si en algún momento hace falta pedir ayuda al Ejército del Aire o a quien sea para hacer frente a una situación especial, se hará sin ningún complejo. La contratación de un helicóptero para hacer frente a los incendios es un resultado más de esa colaboración entre instituciones. Pero, insisto, tan importante como el helicóptero me parece la tarea de mantener los bosques limpios, de establecer cortafuegos que permitan hacer frente al fuego en caso de incendios. Afortunadamente, contamos en estos últimos años con datos positivos y se ha producido un menor número de incendios en nuestra comunidad.
Europa y el mundo están sumidos en un debate sobre el rearme y sobre la defensa. ¿Vería con buenos ojos que el Ejército español incrementara su presencia en Euskadi?
El lehendakari se ha manifestado en varias ocasiones, tanto públicamente como en la relación que tiene con nosotros, en la necesidad de que como Gobierno asumamos que la seguridad es algo integral. Está, por supuesto, la seguridad ciudadana y la actuación de la Policía para hacer frente al delito. Pero hacer frente a la crisis climática es también un objetivo. O hacer frente a los riesgos que la ciberseguridad nos plantea. También estamos comprobando en el mundo que la seguridad de los procesos electorales es también algo determinante. Como miembros de la Unión Europea debemos tener un compromiso con la seguridad entendida como defensa del territorio europeo y de sus instituciones democráticas.
La pregunta era un poco más concreta: ¿vería bien que el Ejército español incrementara su presencia en Euskadi?
Entiendo que el Ejército español es parte -y debería serlo aún más- de un Ejército europeo que tiene que proteger la seguridad de todas las personas que vivimos en esta Unión Europea.
Si en algún momento hace falta pedir ayuda al Ejército del Aire o a quien sea para hacer frente a los incendios, se hará sin ningún complejo