Sobrarbe, la comarca aragonesa que espera su turno: promesas, planes y una carretera cerrada seis meses

Sobrarbe, la comarca aragonesa que espera su turno: promesas, planes y una carretera cerrada seis meses

La reapertura del Cañón de Añisclo, tras seis meses de cierre, vuelve a poner sobre la mesa el histórico malestar de Sobrarbe, una comarca que se siente a menudo olvidada por los gobiernos autonómicos

Los proyectos del Plan Pirineos ligados a la nieve disparan su coste mientras el Sobrarbe sigue reclamando ayudas

Por el estrecho y serpenteante Cañón de Añisclo, una de las puertas de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, no ha circulado ni un coche en los últimos seis meses. Las malas condiciones del firme y los rigores del invierno obligaron a cortar esta vía clave para el turismo y las comunicaciones de la comarca de Sobrarbe, en el norte de Aragón. El silencio en esta carretera es también el eco de una reclamación histórica: más inversión, más atención y más compromiso con una comarca que acumula décadas de sensación de abandono institucional.

Hace dos años, el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, anunció un Plan Pirineos dotado con 250 millones de euros. Sin embargo, la comarca de Sobrarbe –la única pirenaica sin pistas de esquí–ha sido la gran olvidada en este tiempo. El Ejecutivo ha anunciado ahora un paquete de medidas que pretende revertir esa percepción en un territorio con una densidad de población de 3,57 habitantes por kilómetro cuadrado cuando la media aragonesa, de las más bajas del país, es de 28,3. Bajo el nombre de Plan Sobrarbe, la consejería de Medio Ambiente y Turismo, liderada por Manuel Blasco, ha presentado en las Cortes una estrategia de movilidad sostenible, emergencias y conservación del entorno para Ordesa. La inversión será de 11 millones de euros en tres años, hasta 2027.

El plan incluye actuaciones en turismo deportivo o el Geoparque Sobrarbe-Pirineos, intervenciones medioambientales en los ríos Cinca y Ara, nuevos senderos y mejoras en varios pueblos del entorno. Según Blasco, se busca un triple objetivo: “Mejorar la ordenación del uso público para conservar el Parque, aumentar la calidad de la visita y garantizar la seguridad de los más de 600.000 turistas que acuden cada año a Ordesa”.

Entre las primeras obras previstas se encuentran el puente sobre el río Cinca, la depuradora y el aparcamiento del Valle de Pineta, el ensanche de la carretera de San Úrbez a Tella, un nuevo centro de información en Escuaín, y la renovación de baños y espacios públicos en Torla y la pradera de Ordesa. También se prevé ampliar el servicio del bus lanzadera, implementar sistemas de aforo y venta online, y habilitar aparcamientos disuasorios con aseos públicos.

Sin embargo, en el territorio los anuncios no han calmado del todo las aguas. Hay que recordar que solo la inversión en el telecabina entre Astún y Candanchú –también dentro del Plan Pirineos– supera los 35 millones de euros.

Las dudas se multiplican. Desde el PSOE se echó de menos en la comparecencia de Blasco que aludiera al centenario de Ordesa y su importancia para “desestacionalizar” el turismo en Sobrarbe, “la comarca que más turistas recibe”, por lo que le pidió más información sobre inversiones concretas y qué piensa hacer con la carretera de Añisclo. En febrero, los socialistas de Sobrarbe habían criticado el “ninguneo” del Gobierno de Azcón a esta comarca y, en concreto, al Valle de Chistau, al que está dejando “en punto muerto”. 

“Hicimos los deberes en 2024 cuando se anunció el Plan Pirineos, enviamos un documento con nuestras necesidades… y no se ha dicho más”, lamentan desde la comarca de Sobrarbe, presidida por el PSOE. “Han avanzado algo, pero no tenemos más conocimiento. El Gobierno de Jorge Azcón ha de dar el paso adelante y hablar, tiene unas directrices claras. La responsabilidad es suya”, añaden estas fuentes.

El Plan Pirineos fue uno de los puntos estrella del programa electoral de Azcón para las elecciones autonómicas de hace dos años y contempla inversiones millonarias en las comarcas del norte de Aragón para estimular el turismo de montaña y situar en la primera línea a las estaciones de esquí. Un tipo de instalación de la que carece Sobrarbe, de ahí que en la comarca se haya denunciado el “ninguneo” por parte del ejecutivo regional con esta como una de las causas más poderosas.

El alcalde de Aínsa, Enrique Pueyo, apunta directamente al silencio institucional: “Nadie se ha puesto en contacto con el ayuntamiento. No sabemos si las inversiones anunciadas responden a nuestras peticiones o no”. Asegura que se han lanzado cifras millonarias desde hace tiempo, pero “aquí no ha llegado nada”.

Una de las principales reivindicaciones es la residencia de mayores La Solana, construida hace más de 40 años y pensada para personas válidas, cuando la mayoría de usuarios actuales no lo son. En la pasada legislatura se invirtieron más de 430.000 euros, pero aún queda por ejecutar casi la mitad del proyecto. “Es una prioridad”, subraya.

También lo son las comunicaciones. La despoblación que vació el Pirineo aragonés en las décadas de 1960 y 1970 tuvo mucho que ver con la falta de carreteras en buen estado. Hoy, se sigue arrastrando ese déficit. “Los senderos tradicionales que unían los pueblos están en mal estado. Hace falta mucho dinero para mantenerlos y no llegamos a todo con recursos propios”, señalan desde la comarca.

El malestar también es patente en la localidad de Bielsa, donde su alcalde, Miguel Ángel Noguero, lamenta una “gestión sesgada” de los fondos. “No es que no se cuente con nosotros, es que se cuenta solo con algunos. Lo que más me molesta es que sé que han venido a ver proyectos para invertir fondos europeos y no nos llaman para explicarlos”.

Noguero pide una estrategia clara, un proyecto tractor de envergadura, “en la línea de Dinópolis en Teruel”, que dinamice toda la comarca. En su municipio han propuesto reabrir al turismo una antigua mina cerrada en los años 20, con un coste estimado de 3 o 4 millones de euros. “Que vayan menudeando con fondos europeos sin una definición clara es una oportunidad que no va a volver a pasar”.

La Asociación Empresarial y Turística de Sobrarbe abandera la lucha contra el olvido de la comarca. “Somos unos auténticos supervivientes. Siempre hemos luchado por mantener nuestra la población y nuestra economía, que nunca ha tenido una estación de esquí y por ello, ha sido mucho más difícil mantener el nivel de población”, apunta su presidenta, Paz Agraz, que denuncia que el cierre temporal de la carretera de Añisclo “estrangula” a los empresarios de la zona. Una situación que además se ha repetido en el pasado reciente. El Plan Sobrarbe se anuncia con grandes cifras y buenas intenciones pero con una deuda pendiente: recuperar la confianza de un territorio que ha aprendido a esperar… y a desconfiar.