Lecube, el espía de Hitler que surgió del fútbol: de la Gimnástica al Atlético pasando por las cárceles de Churchill

Lecube, el espía de Hitler que surgió del fútbol: de la Gimnástica al Atlético pasando por las cárceles de Churchill

El jugador, que comenzó su carrera en Torrelavega, fue uno de los espías de la Abwehr en América durante la II Guerra Mundial, aunque pasó la mayor parte del conflicto prisionero en el Reino Unido

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Lo llamaban ‘La motocicleta humana’ y era característico su pañuelo anudado a la cabeza mientras recorría la banda a toda velocidad como buen carrilero, pero Juan Gómez Lecube, que debutó en el fútbol en la Gimnástica de Torrelavega y jugó en el Celta de Vigo y en el Atlético de Madrid, fue captado por los servicios de inteligencia alemana (Abwehr) y capturado por el contraespionaje de Winston Churchill en la II Guerra Mundial.

Irónicamente, su carrera como espía, que fue más corta que su etapa en prisión, tuvo su auge y caída con acento alemán. La máquina de cifrado Enigma fue la causante de su captura y encarcelamiento en un centro penitenciario del Reino Unido. Después, volvió a los campos de fútbol españoles, sin pañuelo en la cabeza y como entrenador, pero su época de gloria sobre el césped de los terrenos de juego, y la más tenebrosa al servicio de la Alemania nazi sobre los patios de la prisión, ya habían acabado.

Así lo refleja un libro del periodista deportivo Oriol Jové, titulado ‘Lecube. El futbolista de Hitler’, que trajo recientemente a la palestra muchos años después una figura prácticamente olvidada tanto en la historia militar como en la historia futbolística de nuestro país.


Lecube, con la Gimnástica de Torrelavega (segundo por la izquierda de la fila inferior). Allí jugó entre 1922 y 1927. Esta histórica fotografía de la Gimnástica muestra a los jugadores luciendo por primera vez el histórico equipaje blanquiazul y el nuevo escudo del club, distinguido con la corona real. La Real Sociedad Gimnástica de Torrelavega presentaba su nueva imagen ante la presencia del príncipe y los infantes en 1923, disputando un partido contra el Athletic de Bilbao.

Juan Gómez de Lecube (Ribadeo, 1902 – Barcelona, 1966) era un talentoso extremo derecho que deslumbraba a multitudes con su velocidad y su destreza. Jugó en la Gimnástica de Torrelavega entre 1922 y 1927, hizo la mili, se casó y formó una familia.  Luego dio el salto a equipos como el Celta de Vigo o el Atlético de Madrid pero, con la llegada de la II Guerra Mundial, cambió radicalmente de rumbo en su vida: fue reclutado por los servicios de inteligencia nazis y acabó en prisión.

Para él, los servicios secretos de la Abwehr tenían un destino: el Canal de Panamá, uno de los puntos del planeta con más tráfico marítimo, una cuña entre dos océanos disputada por los contendientes, situada en el patio trasero de Estados Unidos. Sin embargo, los aliados se habían hecho con uno de los secretos mejor guardados de la Alemania nazi, la máquina Enigma, que Alan Turing consiguió destripar en Bletchley Park. Los aliados conocían las comunicaciones más secretas de los espías alemanes y sabían de antemano cuál sería el destino de Lecube.

Puesto en el punto de mira, fue capturado y llevado a Londres, en donde pasó el resto de la contienda como prisionero en el Campo 04. Según el autor del libro que recupera su historia, Oriol Jové, “se convirtió, de hecho, en el prisionero más duro de pelar que pasó por el Reino Unido en toda la guerra”.

Fue un prisionero correoso, que nunca confesó, pese a la presión física y psicológica a la que fue sometido. “La guerra también iba de eso, de poder anticiparse al enemigo y los británicos sabían que los alemanes lo habían reclutado, que iba hacia Panamá y en qué barco estaba. Lo detuvieron a medio camino”, asegura el autor del libro.


Lecube, tercero por la izquierda de la fila de arriba de los que van de blanco. Imagen su primer partido con la Gimnástica, el segundo de inauguración de El Malecón, disputado el 14 de agosto de 1922 frente al Barakaldo.

Liberado y deportado a España, en 1945, al amparo de Franco, nuevo socio de los ganadores de la Guerra Mundial, Lecube pudo volver a España y al fútbol. Completamente calvo y envejecido, adquirió una segunda vida futbolística, entonces como entrenador. Dirigió a varios equipos de la Segunda División, como Lleida, Sant Andreu, y Condal; y de la Tercera División, como El Hospitalet.

El libro de Jové es fruto de una extensa investigación, revelando una faceta desconocida del deporte y la historia, donde el destino de un futbolista se entrelaza con los oscuros senderos de la Segunda Guerra Mundial. Una vida llena de giros inesperados, secretos y la lucha incansable por la supervivencia en un mundo en guerra. Lecube falleció con 62 años.


Lecube, primero por la izquierda de la fila inferior.