
La primera fiscala de España era de un pueblo de Ciudad Real: «Fue una activista política importante»
Elvira Fernández-Almoguera Casas, nacida en la localidad ciudadrealeña de Herencia, se licenció en Derecho en 1928 y se convirtió en la primera abogada colegiada de Albacete. Una década después marcaría otro hito al ser nombrada la primera fiscala del país, con menos de treinta años
Palabras Clave – Criptoginia
Hay mujeres que han marcado un antes y un después en la historia de nuestro país. Da igual la disciplina en la que hayan destacado, ya sea en el arte, la política, la ciencia o en el caso de la protagonista de este artículo, el derecho.
Elvira Fernández-Almoguera Casas (Herencia, Ciudad Real, 1907 – Albacete, 1938) fue la primera fiscala de todo el país. Aunque existen pocos datos sobre ella, Ángel Martín-Fontecha, docente herenciano especializado en matemáticas, física y química, además de ser investigador sobre personajes ilustres de su municipio, ha publicado varios artículos sobre de ella. “Hay muy poca información, pero pedí algunos expedientes de Elvira en el Archivo Histórico Nacional y a partir de ahí conseguí información para traer de nuevo a este personaje casi desconocido de la historia local”, nos cuenta en la entrevista que ha mantenido con elDiario.es Castilla-La Mancha.
Creció en un entorno acomodado. Cuando su progenitor se casó en segundas nupcias con Virginia Casas, una vecina de Villarrobledo, la familia se trasladó a Minaya (Albacete). Elvira y sus hermanos vivieron en esa localidad albaceteña hasta que ella se trasladó a la capital de la provincia para estudiar en el Instituto Sabuco de Albacete.
Estudió dos carreras y fue una adelantada a su época
Elvira Fernández-Almoguera se desvincula de Herencia tras su nacimiento y su vida educativa trasciende en Albacete, donde tras acabar el instituto se matricula “en lo que hoy llamaríamos un doble grado”, señala Ángel Martín-Fontecha. “Elvira empieza a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad de Murcia, y la de Ciencias Químicas en la Universidad Central de Madrid, algo bastante novedoso y que la convertiría en una mujer adelantada a su tiempo”.
Residencia de Señoritas de la calle Fortuny, 30, Madrid
El breve periodo que pasó estudiando en Madrid, en la Residencia de Señoritas de la calle Fortuny, le valió para relacionarse con un núcleo de mujeres que, como ella, buscaba abrirse camino en un mundo donde el feminismo apenas florecía. Todas esas estudiantes querían construirse un futuro y conseguir las mismas oportunidades que tenían los hombres. “Gracias a esta residencia Elvira, junto con muchas otras que luego participaron mucho en la vida social y política de España, pudieron conseguir una formación que hasta entonces había sido imposible para las mujeres”, apunta Ángel Martín-Fontecha.
Expedientes de Elvira Fernández Almoguera en la Universidad Central de Madrid y en la Universidad de Murcia.
Una de las compañeras de Elvira, Pilar Lamarque, fue una bibliotecaria y archivera, fundadora de la Sociedad para el Fomento de Bibliotecas, Archivos y Museos en 1934, lo que demuestra que sus contemporáneas en esa residencia de estudiantes durante la Segunda República estaban llamadas a tener un futuro prometedor, al menos hasta la llegada de la guerra civil y la posterior dictadura franquista.
Quizá lo más destacable, por encima de haber sido primera mujer fiscal, es que Elvira fue la primera abogada colegiada del Colegio de Abogados de Albacete. Tendrían que pasar casi cuatro décadas para que una mujer estuviese de nuevo dentro de ese órgano
A pesar de que cuando Elvira finalizó sus estudios en 1928 todavía no se había gestado la Segunda República. La llegada de esta nueva realidad política favoreció el ascenso de Elvira en su carrera profesional. Tras licenciarse, se mudó a Albacete donde empezó a ejercer como abogada en 1929. “Quizá lo más destacable de Elvira es que cuando empieza a trabajar en Albacete, con un despacho en el Paseo de Lodares, es la primera mujer que lo hace y además de ser la primera abogada colegiada del Colegio de Abogados de Albacete. Tendrán que pasar casi cuatro décadas hasta que una nueva mujer esté dentro de ese órgano”.
La carrera profesional de Elvira siguió en ascenso durante la guerra civil. En 1937 fue destinada a Baza (Granada) donde se convertiría en la primera fiscala en ostentar el cargo en España. Ángel Martín-Fontecha comenta que “de Granada rápidamente fue requerida por el Gobierno de la República a Barcelona, luego de Barcelona pasó un año para después volver a Albacete. Tuvo una vida muy frenética debido a las circunstancias que se estaban viviendo”.
Además de su actividad en el mundo judicial, explica, durante la década de los años 30, Elvira fue “una activista política bastante importante”, ya que “hay constancia de que participó en numerosos mítines representando al partido Unión Republicana, sobre todo en pueblos de Albacete como Letur o Hellín, o en la propia capital”.
Artículo de la época sobre la participación de Elvira Fernández-Almoguera en un mitin en Hellín (Albacete)
El legado de Elvira
La prometedora carrera de Elvira se truncó con su fallecimiento en agosto de 1938, a la edad de treinta años. “Podríamos creer, por producirse durante la guerra civil, que se debió a algún asunto relacionado con su actividad política y por el conflicto, sin embargo, las crónicas de la época dicen que la razón estuvo en una afección cardiaca”, afirma el investigador Martín-Fontecha.
Durante la guerra civil, Elvira también participó como voluntaria dentro del ‘Socorro Rojo Internacional’ -una organización de asistencia que, a diferencia de la Cruz Roja, no tenía ninguna relación con organizaciones religiosas. “Elvira estaba muy relacionada con el mundo médico, por lo que si hubiese fallecido a consecuencia de la guerra tendríamos constancia de ello, pero no existe ningún documento que lo acredite, por lo que suponemos que fue un infarto”.
Hay que recuperar la historia estas mujeres que han forjado las cuestiones clave para el desarrollo social, político y económico de nuestro pueblo y de nuestro país
El legado de Elvira, dada su corta vida, es menos extenso que el de sus contemporáneas: mujeres como Clara Campoamor, Victoria Kent o María Luisa Algarra, la primera jueza de la historia de España. No se conserva ningún escrito sobre ella, ningún diario o documento que pudiera darnos una pista acerca de cómo pensaba, qué sentía o cómo veía el mundo, más allá de pequeños retazos que constan en algunos documentos oficiales.
Aunque nació en Herencia y vivió allí muy poco tiempo, desde 2019 la nueva sede del Juzgado de Paz de la localidad ciudadrealeña lleva su nombre.
Ángel Martín-Fontecha destaca que “es muy importante recordar el papel de todas esas mujeres a lo largo de la historia de Herencia, un pueblo fundado en el siglo XIII. Es casi imposible encontrar mujeres referentes en la historia herenciana, y las que encontramos son conocidas por ser ‘viudas de’ o ‘señoras de’, siempre con un sufijo masculino. Hay que recuperar la historia estas mujeres que han forjado las cuestiones clave para el desarrollo social, político y económico de nuestro pueblo y de nuestro país”.