Cinco cruceros y más de 7.000 pasajeros en un solo día en Palma: «No puedes pasear tranquilo ni tomarte un café»

Cinco cruceros y más de 7.000 pasajeros en un solo día en Palma: «No puedes pasear tranquilo ni tomarte un café»

A pesar de contar con un acuerdo pionero a nivel estatal que limita el número de buques, cinco barcos han coincidido este jueves en las instalaciones portuarias. Las entidades ecologistas ven en ello una preocupante tendencia al alza, mientras las navieras defienden su aportación económica

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El puerto de Palma vuelve a ser epicentro de la masificación. En pleno debate acerca de la limitación del crecimiento turístico ante los problemas que desde hace años arrastran los residentes de Balears, golpeados por el encarecimiento de la vivienda, la saturaciónla sobreconstrucción y la degradación del entorno, hasta cinco cruceros con más de 7.200 pasajeros a bordo han coincidido este jueves en las instalaciones portuarias de la capital balear. Una circunstancia que ha llevado a las entidades ecologistas y sociales a volver la mirada al acuerdo rubricado en 2022 entre el Govern balear y las principales navieras en aras a limitar el número de escalas frente al ingente crecimiento portuario experimentado en las últimas décadas.

Desde primera hora de la mañana, miles de pasajeros han comenzado a desembarcar en la ciudad, generando, sobre todo a medio día, un colapso tanto en el tránsito peatonal como en el acceso a Palma desde el puerto. Cada 20 minutos, autobuses lanzadera repletos depositaban a los turistas en el muelle viejo, con vistas a la Catedral, para iniciar su recorrido por las calles de la ciudad. Cuando apenas la acera se veía vaciada de caminantes, otro autobús llegaba, procedente del mismo buque, para dejar a otros cruceristas. En cuestión de horas, el casco antiguo se ha visto congestionado, como si de un mes de julio o agosto se tratara, por hordas de curiosos visitantes, en su mayoría de origen alemán.

“Llevo años viniendo a Mallorca, disfruto de la isla y soy consciente de la saturación, pero intentamos molestar lo menos posible”, comenta Patrick, berlinés de 67 años que ha arribado a la isla a bordo del crucero Mein Schiff Relax, con capacidad para 3.984 pasajeros y 2.050 camarotes. Con 333 metros de eslora, es el barco más grande de cuantos han atracado este jueves en las instalaciones portuarias de Palma. Los demás: el Resilient Lady, operado por Virgin Voyages, de 278 metros y con 2.760 viajeros; L’Austral, de Compagnie du Ponant (142 metros y 264 pasajeros), Le Bougainville, de Ponant (131 metros y 184 viajeros), y el Sea Cloud II (117 metros y 94 cruceristas). Junto a todos ellos, los ferris que a diario operan en el puerto.


Varios de los cruceros llegados a Palma, junto a los ferries regulares que operan en Mallorca

Llevo años viniendo a Mallorca, disfruto de la isla y soy consciente de la saturación, pero intentamos molestar lo menos posible

Patrick
Pasajero de uno de los cruceros

Un acuerdo pionero a nivel estatal

La imagen de este jueves en el puerto de Palma, que acapara el 70% de cruceristas que llegan a las islas, contrasta con la promesa institucional de limitar a tres el número máximo de cruceros diarios. Tras varios años de presiones por parte de las entidades conservacionistas con el objetivo de reducir la presión humana en las islas, especialmente la ejercida por los cruceros, en 2022, el Ejecutivo autonómico —presidido entonces por la socialista Francina Armengol— y las principales navieras internacionales que operan en Balears —Costa Cruceros, MSC Cruceros, TUI Cruises, Royal Caribbean y Marella Cruises— rubricaron un acuerdo pionero a nivel estatal.

El documento recoge que, desde ese año, únicamente pueden llegar en el mismo día a Palma un total de tres cruceros de más de 500 pasajeros, solo uno de los cuales puede superar los 5.000 viajeros, siempre que, en conjunto, no se superen los 8.500 cruceristas diarios. Los barcos con capacidad para menos de 500 viajeros quedan, de este modo, exentos de las restricciones. Esto permite que, aunque el número total de cruceros pueda superar el umbral de tres en un mismo día, no se incurra en un incumplimiento si algunos de los buques no sobrepasan los límites de ocupación establecidos en el acuerdo, tal como señala a elDiario.es Alfredo Serrano, director en España de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), que engloba a las navieras que suscribieron el convenio. Es lo que ha sucedido este jueves en Palma. 


Varios de los cruceristas, tras bajar de los buses lanzadera

De acuerdo al acuerdo firmado en 2022 por el anterior Govern y las principales navieras internacionales que operan en Palma, únicamente pueden atracar en el mismo día un total de tres cruceros de más de 500 pasajeros, solo uno de los cuales puede superar los 5.000 viajeros, siempre que, en conjunto, no se superen los 8.500 cruceristas diarios. Los barcos con capacidad para menos de 500 viajeros quedan, de este modo, exentos de las restricciones

De los cinco barcos atracados, solo tres superan el límite de 500 pasajeros: el Mein Schiff Relax, el Resilient Lady y L’Austral, a los que se suman los otros dos que, al contar con menos de medio millar de viajeros, no computan a efectos del acuerdo. Pese a ello, la llegada simultánea de los cinco buques ha tenido un impacto inmediato en el centro de Palma, donde se han registrado aglomeraciones en puntos clave como la Catedral, el paseo del Born y las céntricas y estrechas calles del casco antiguo. Sebastià, dueño de un comercio de comestibles de la calle Sant Miquel, lamenta que, pese al volumen de clientes, la calidad del consumo ha descendido: “Al final es un turismo exprés, de paso, con escaso retorno económico para la ciudad”, señala.


Uno de los cinco cruceros que han hecho escala en Palma

“No puedes pasear tranquilo”

Varios de los residentes que caminan por la zona se lamentan en el mismo sentido. “No puedes pasear tranquilo, los grupos de turistas te envuelven, te sacan fotos delante de tu portal y en los bares ya no hay sitio para tomar un café”, lamenta María José Terrasa, quien vive desde hace 30 años en el centro de Palma.

‘No puedes pasear tranquilo, los grupos de turistas te envuelven, te sacan fotos delante de tu portal y en los bares ya no hay sitio para tomar un café’, lamenta María José Terrasa, quien vive desde hace 30 años en el centro de Palma

Uno de los colectivos más críticos con el impacto provocado por estos buques es la Plataforma contra los Megacruceros, de la que forman parte una treintena de entidades sociales, cívicas y ecologistas que alertan del elevado coste ecológico de los grandes barcos. Recuerdan, de hecho, que los cruceros son una de las fuentes más contaminantes de turismo: un solo megabuque puede emitir tanto dióxido de azufre como millones de coches.

Además, en el puerto de Palma —que todavía no cuenta con conexión eléctrica para buques atracados— los motores siguen en funcionamiento durante las escalas, generando emisiones constantes a escasa distancia de barrios como el Jonquet o Santa Catalina. A esto se suma el vertido de aguas grises y negras, los microplásticos liberados durante la limpieza de cubiertas y el riesgo de invasiones biológicas por especies transportadas en los tanques de lastre.


Turistas haciendo fotos a su llegada a la capital balear

“El acuerdo no ha acabado de servir para ajustar las escalas que Palma puede asumir”, asevera, en declaraciones a elDiario.es, el portavoz de la plataforma, David López. La concentración de cruceros, denuncia, incrementa las emisiones contaminantes y la presión sobre los recursos hídricos, energéticos y los servicios municipales, a lo que se suma la pérdida de atractivo para residentes y visitantes que buscan una experiencia más tranquila y sostenible.

El portavoz de la Plataforma contra los Megacruceros, David López, denuncia que la concentración de buques incrementa las emisiones contaminantes y la presión sobre los recursos hídricos, energéticos y los servicios municipales, a lo que se suma la pérdida de atractivo para residentes y visitantes que buscan una experiencia más tranquila y sostenible

Desde la plataforma, su portavoz alude a una tendencia al alza en el número de cruceros que en los últimos dos años llegan a Palma. De hecho, según datos consultados por este medio, solo en abril han llegado a la capital balear 10 buques más que en el mismo mes de 2024. Mientras tanto, desde el 1 enero se han registrado 106 escalas frente a las 95 producidas entre enero y abril del pasado año. En total, está previsto que a lo largo de 2025 lleguen un total de 546 cruceros con unos dos millones de pasajeros a bordo, una cifra que contrasta con los 444 que arribaron el año pasado con 1,8 millones de personas, y que a su vez se aproxima a los 590 de 2019 con 2,1 viajeros en su interior.  

Las cifras prepandemia

En 2019, año prepandemia, los puertos de Balears, segundo destino español en turismo de cruceros, registraron 2,6 millones de viajeros por esta vía —un 9,3% más que en 2018— a bordo de 818 barcos, de acuerdo a los datos de Puertos del Estado. Solo en el mes de agosto, el de Palma recibió 316.225 pasajeros. Pese a que el puerto de Barcelona, afianzado como el primer destino nacional en número de cruceristas, recibió un total de 3,1 millones de cruceristas, se situó por detrás de las islas en cuanto a número de buques, con 800. Una cifra que a nivel nacional se elevó a 10,6 millones de personas llegadas a bordo de 4.250 cruceros, que se concentraron en las principales ciudades de la costa mediterránea y de Canarias.


La calle Sant Miquel, una de las más frecuentadas del centro de Palma, desbordada de turistas

En 2019, año prepandemia, los puertos de Balears, segundo destino español en turismo de cruceros, registraron 2,6 millones de viajeros por esta vía -un 9,3% más que en 2018- a bordo de 818 barcos, de acuerdo a los datos de Puertos del Estado. Solo en el mes de agosto, el de Palma recibió 316.225 pasajeros

David López recrimina el hecho de que, cuando llegan a coincidir cinco o seis cruceros, el acuerdo de 2022 no tenga en cuenta los de menos de 500 pasajeros. “Hay barra libre para ellos, cuando también provocan un importante impacto”, reprocha.

Serrano, por su parte, descarta cualquier tipo de incumplimiento del documento, así como del incremento en el número de pasajeros. Comparando el número de pasajeros de 2019 con los que se desplazaron vía escala a Palma entre 2020 y 2024, el número de viajeros descendió en un 15% cuando en el resto de puertos españoles, señala, se incrementó en un 6,5%.

Asimismo, destaca el hecho de que, en esas mismas fechas, el turismo en Balears creciese un 15%, “muy por debajo de otros destinos del Mediterráneo, que es un entorno de crecimiento”. “Lo que se buscaba con el acuerdo se ha conseguido y mucho. Somos el único segmento turístico en Palma y en Mallorca que ha decrecido”, subraya el director de CLIA en España, haciendo hincapié en el descenso en el número de cruceros de gran eslora.


Turistas en el centro de Palma

Más de 250 millones de euros anuales

Cabe señalar que el de cruceros es uno de los subsectores turísticos más dinámicos a nivel nacional e internacional que, según datos de la Autoridad Portuaria de Balears (APB), el Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) y la Cámara de Comercio de Mallorca relativos a 2022, aporta al archipiélago más de 256 millones de euros anuales de forma directa e indirecta, 5.733 empleos y una recaudación fiscal de 21,2 millones. A nivel estatal, 31.233 puestos de trabajo dependen de la actividad crucerística, que en 2017 generó ingresos por valor de 1.481 millones de euros, según el estudio ‘Contribución del Turismo de Cruceros a la Economía Europea’ elaborado por CLIA.

Mientras los operadores turísticos y las navieras defienden el cumplimiento del acuerdo de 2022, así como la aportación económica de los cruceros, las entidades ciudadanas reclaman una revisión del pacto y una mayor voluntad política para limitar no solo los grandes buques, sino también los de tamaño medio y pequeño que, en conjunto, generan efectos similares sobre la ciudad, con la consiguiente transformación de la vida urbana traducida en el desplazamiento de los comercios tradicionales ante las tiendas de souvenirs, la subida de los precios y la disolución del tejido social. Desde la Plataforma contra los Megacruceros insisten, en este sentido, en la necesidad de evaluar el impacto acumulativo, es decir, el efecto combinado de varios buques que, aun siendo más pequeños, descargan en el mismo periodo a miles de turistas.