
88 años del bombardeo de Gernika, el aniversario más negro del macabro experimento nazi de la II Guerra Mundial
La Legión Cóndor y todas sus unidades en Vitoria usaban el número 88 como exaltación de Adolf Hitler y Alemania llegó a pedir perdón y a pagar un polideportivo en la localidad vasca como desagravio
Reconstrucción del bombardeo: “El ataque contra Gernika ha sido un gran éxito”
Este sábado se cumplen 88 años del bombardeo ejecutado por la aviación nazi en 1937, que destruyó Gernika y segó cientos de vidas. Fue uno de los hechos más trascendentales de la Guerra Civil por el simbolismo del lugar atacado, por su eco internacional, porque fue un ensayo macabro de lo que haría Adolf Hitler en la II Guerra Mundial y por la campaña de desinformación que activó el bando sublevado franquista, a cuyo servicio operaban las fuerzas nazis, para culpar de lo sucedido a la II República. No es un aniversario redondo, pero sí es el más negro por la significación que los propios autores de la masacre daban al número 88. La ‘h’ es la octava letra del alfabeto alemán y el 88 alude a la abreviatura, HH, de saludo nazi ‘Heil Hitler’.
El bombardeo, aunque apoyado por la aviación de la Italia fascista, fue ejecutado básicamente por la denominada Legión Cóndor de la Luftwaffe nazi. Esa brigada especialmente diseñada para ayudar a Francisco Franco en la Guerra Civil española era la número 88 en el organigrama del Ejército alemán de la época. Y todas y cada una de sus unidades llevaban también ese código.
S/88 era la estructura de mando de la Legión Cóndor, con Hugo Sperrle como comandante en jefe pero en manos del sanguinario Wolfram von Richthofen en el plano operativo. El centro de mando estaba en Vitoria. Existía la A/88, aparatos de reconocimiento, la J/88 y la K/88, grupos de bombardeo con hasta siete subunidades con esa misma numeración, la AS/88, con hidroaviones, la F/88, escudo antiaéreo de artillería, la LN/88, equipos de transmisiones, la P/88, equipos de mantenimiento, la MA/88, municiones, y hasta la SAN/88, la retaguardia médica. Pero también estabn la LAZ/88, la W/88 o la VS/88.
El historiador Josu Aguirregabiria, natural de Legutio y que ha estudiado esta época, recuerda también que la munición Flack que idearon los nazis era igualmente de 88 milímetros. Era un cañón inicialmente preparado para la marina pero “lo adoptaron como escudo antiaéreo”. “Se vino a probar a la Guerra Civil y la primera vez que se emplea contra objetivos de tierra es en Urbina”, indica sobre el pueblo ubicado al norte de Vitoria donde se llegó a instalar un momumento de homenaje a la actuación alemana. Después, en la II Guerra Mundial, también se empleó como elemento “anticarro” por su potencia destructiva.
Para entender la dimensión de Gernika, hay que encuadrar el devenir de la Guerra Civil en lo que entonces era llamado Euzkadi. El 18 de julio de 1936 el golpe de Estado triunfó en Vitoria, con Camilo Alonso Vega, ferrolano y amigo personal de Franco, como jefe militar de la plaza. Su Ayuntamiento fue la primera institución conquistada. Rafael Santaolalla se convirtió en alcalde y enseguida se puso al servicio de la sublevación. Cedió la ciudad para que se instalaran allí los estados mayores de la Alemania nazi, así como también de la Italia fascista. El aeródromo de Salburua, luego renombrado General Mola tras el accidente aéreo que acabó con la vida de uno de los líderes golpistas, fue la gran base de operaciones de los aparatos de la Legión Cóndor que arrasaron Gernika el 26 de abril de 1937.
Un telegrama enviado desde Vitoria por la S/88 (el estado mayor nazi en España) el 12 de abril a la jefatura del Ejército del Aire de los sublevados, en manos de Alfredo Kindelán, detallaba la guarnición en esa ciudad a poco más de dos semanas del ataque. La unidad K/88 tenía 23 aviones, dos de ellos en reparación en Sevilla. La VB/88 estaba compuesta por 8 aparatos. La J/88 tenía 28 unidades (también había cinco averiados en Sevilla). Y la A/88 tenía 12 aeronaves. En total, eran 71. Von Richthofen disponía también de aviones en otras ciudades como Burgos, Soria y Logroño.
Desde septiembre de 1936 en Vitoria
Consta ya desde septiembre de 1936, apenas dos meses después de iniciada la Guerra Civil, la presencia nazi en Vitoria. A finales de ese mes, un piloto celebraba una primera victoria sobre la aviación gubernamental con piruetas sobre el cielo de la ciudad y se estrelló en pleno centro, en la plaza renombrada ese verano como “de España” y no “de la República”. Meses después, Von Richthofen ya estaba instalado en el Frontón Hotel de la calle de San Prudencio, aunque la guarnición alemana dispuso también de un gran chalé para sus servicios administrativos, además de los hangares en Salburua.
Von Richthofen escribió un diario, uno de los mejores documentos sobre la actuación de la Legión Cóndor en España y en Gernika en particular. Ese material ya ha sido digitalizado y publicado en su totalidad, más allá de los extractos conocidos sobre el ataque de Gernika. El archivo militar de Friburgo tiene también mucho material de la Luftwaffe digitalizado, pero lo relativo a la Guerra Civil en España se corta en marzo de 1937.
Wolfram von Richthofen, a la derecha, con uniforme militar
El alto mando nazi, muy próximo a Hitler, se sentía como Arthur Wellesley, el duque de Wellington, que un siglo atrás había encabezado a las tropas británicas que habían contribuido a derrotar a los invasores franceses en la batalla de Vitoria, aunque bromeaba que tenía en su hotel algunas mayores comodidades. Se desplazaba en Vitoria en un Mercedes-Benz importado.
Un polideportivo como desagravio
Fuentes de la Embajada de Alemania en España y del consulado en Bilbao expresan que ese país ya ha pedido disculpas y muestran su compromiso con el resarcimiento de las víctimas causadas en 1937. Las disculpas formales llegaron en 1997, en el sexagésimo aniversario, de la mano del presidente del país, Román Herzog, que escribió una carta para que fuera leída en la propia localidad vizcaína.
Además, en 1996, Alemania aprobó enviar 3 millones de marcos a Gernika para la construcción del polideportivo municipal como gesto de resarcimiento. Era el equivalente a 252 millones de pesetas de la época. En euros, con el cambio de 2002, es una cantidad próxima a 1,5 millones. El historiador local Txato Etxaniz recuerda que en su momento se valoró pedir un centro de formación profesional -una iniciativa que llegó a contar con el apoyo de Günter Grass- y también cómo Die Grünen (Los Verdes) fue el partido más activo en pedir un gesto a los sucesivos cancilleres. Cuenta como anécdota que recuerda haber escuchado la idea de lanzar un Opel Guernica dentro de la política de confraternización al igual que otras marcas lanzan modelos con nombres de ciudades.
El PNV también ha pedido en los últimos años a España gestos de “perdón”. Pero eso ha chocado de frente con buena parte de la historiografia. España no atacó Gernika, sino que fue atacada en Gernika. Fueron un grupo de sublevados con apoyo de potencias extranjeras invasoras los que infligieron ese golpe a una ciudad defendida por el recién creado Gobierno de Euzkadi y por el Gobierno republicano, en el que por única vez en la historia el PNV tenía un ministro, el navarro Manuel de Irujo. Vitoria, la ciudad que puso alfombra roja a nazis y fascistas, apenas recuerda esos hechos. En la zona de Salburua hay un avión con una placa muy desgastada que recuerda el punto de partida de los atacantes.
Vista de Gernika después del bombardeo nazi
Etxaniz explica también que el de 2025 es una fecha señalada por ser el trigésimo aniversario de la institucionalización de los actos de homenaje, con Eduardo Vallejo como alcalde. Antes también había tributos cada 26 de abril, incluso en la clandestinidad, pero en 1995 se consolidó Gernika como una referencia internacional. Sin embargo, en las últimas semanas ha hecho públicas algunas críticas a la poca presencia de las víctimas en estas conmemoraciones. Este representante local echa de menos un listado completo y concreto con los nombres y apellidos de los fallecidos y heridos o incluso que en la ofrenda floral haya una representación también de ellas. Sí es tradicional que se haga una comida con los cargos institucionales y los supervivientes, que cada vez son menos por el paso del tiempo.