El joven Hassan murió cuando intentaba ocupar un piso en Salt: «No era un ladrón, solo necesitaba un sitio donde vivir»

El joven Hassan murió cuando intentaba ocupar un piso en Salt: «No era un ladrón, solo necesitaba un sitio donde vivir»

Familiares y amigos denuncian que la crisis de la vivienda está detrás del fallecimiento de este ex tutelado pakistaní que cayó de un segundo piso cuando intentaba ocuparlo para no dormir en la calle

Detenidos en Salt tras una noche de protestas por el desalojo de una familia

Los Mossos d’Esquadra hallaron su cuerpo en la calle el pasado 15 de abril. Acudieron de madrugada a un piso de Salt, en Girona, en el que había saltado la alarma, y al salir del domicilio se encontraron con el cadáver a las puertas del edificio. La conclusión de muchos, en redes sociales y algunos medios de comunicación, fue inmediata: era la muerte de un ladrón que trataba de escapar de la policía por la ventana. Pero familiares y amigos han alzado la voz hoy para negarlo y contar su historia. 

Hassan Ul Shoaib, de 19 años, nacido en Pakistán y llegado solo a España con 16 años, necesitaba un piso después de ser desahuciado de uno en el que realquilaba una habitación. Tenía permiso de residencia y trabajaba en un restaurante de Girona, pero con el dinero que mandaba a su familia no le llegaba para pagar una habitación. Y las que encontraba, no se las alquilaban por ser extranjero. Así lo han relatado este miércoles sus allegados, que lo veían “desesperado” en los días previos a que se decidiera a ocupar un piso. 

“Era muy buena persona, no era un ladrón ni quería robar nada, solo necesitaba un sitio donde vivir porque decía que no se podía quedar en la calle”, ha explicado su mejor amigo en Salt, Muhammad Adnan. Este joven, acompañado del primo del fallecido, Muhammad Raffy, ambos llegados a Girona de adolescentes y sin sus progenitores, se han decidido a relatar la historia de Hassan después de ver que se le acusaba de ladrón. Lo han hecho además en un acto público acompañados de Càritas Diocesana, y seguido de un modesto homenaje en la Plaça de la Llibertat de Salt. 

La muerte de Hassan, de la que informaron los Mossos d’Esquadra el pasado 15 de abril, ocurrió un mes después de otro incidente relacionado con la crisis de la vivienda en este municipio de Girona: el intento de ocupación de un piso por parte de un imán local que había sido desalojado recientemente y que derivó en dos noches de protestas

En su caso, Hassan y un conocido suyo intentaban colarse en una vivienda para ocuparla, pero saltó la alarma. Los Mossos d’Esquadra acudieron al lugar junto a la propietaria, en la calle Torres i Bages, y al mismo tiempo los dos jóvenes trataron de escapar descolgándose por la ventana. Era una segunda planta. Hassan cayó y murió en el acto, mientras que el otro pudo marcharse. En ningún momento hubo contacto visual con los agentes de la policía catalana, que tras una breve investigación lo consideró una “muerte accidental” y archivó el caso. 


Acto de homenaje a Hassan este miércoles en Salt. A la izquierda de la imagen aparecen Muhammad Adnan, amigo del fallecido, y Muhammad Raffy, su primo, que sostiene el ramo de flores

Un proceso migratorio por Arabia Saudí, Libia e Italia

Junto a su primo y sus amigos estaban este miércoles en el acto Maite Salvador, responsable del programa Som Refugi de Càritas Diocesana de Girona, y el director de la entidad en la provincia, Martí Batllori. “No justificamos la ocupación, pero tampoco juzgamos y acompañamos a los más vulnerables para poner de manifiesto el problema estructural de la vivienda”, lamentaba Salvador. Batllori, por su parte, recordaba el «racismo inmobiliario» que sufren los migrantes cuando buscan piso.

Tanto Adnan como su primo Raffy explicaban que conocían a Hassan desde antes de iniciar su proceso migratorio, cuando vivían y jugaban juntos en la ciudad de Sargodha, en Pakistán. Y con la ayuda de la técnica de Càritas, dieron cuenta del periplo que le llevó hasta España siendo todavía un adolescente. 

Si emigró fue porque se lo pidió su familia. Su hermano mayor había muerto de accidente de coche unos años antes y su padre había enfermado, así que necesitaban recursos. Hassan salió de Pakistán primero hacia Arabia Saudí, y posteriormente fue a Libia, donde estuvo cinco meses esperando. Después consiguió pasar a Italia en barco. Y tras una breve estancia en Francia, llegó a España. “Estuvo casi un año viajando”, resumía Raffy. 

Ya en Girona y como menor de edad, Hassan permaneció en un centro de acogida bajo tutela de la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA) de la Generalitat hasta que cumplió los 18 años. A partir de ahí, residió unos meses en un piso de inserción laboral de una entidad local, pero él buscaba independizarse. “Salió del sistema por voluntad propia, porque trabajaba y quería autonomía”, detallaba Salvador. 

Entontró trabajo en l’Hospitalet de Llobregat y más tarde en Girona, en el conocido restaurante Enjoy. Compartía piso y echaba las tardes con su amigo Adnan. “Hablábamos de la familia, él estaba contento”, explica el joven. Sus sueños eran trabajar juntos, aunque Hassan también quería volver a su país y casarse. Pero el desahucio del piso en el que realquilaba una habitación lo torció todo. 

“Lo acogían amigos y conocidos y dormía un día aquí y otro allá; buscaba habitación y no encontraba, a veces por los alquileres elevados o porque por ser inmigrante no se lo daban”, lamentaba Salvador. Sus amigos lo veían “angustiado” y que le daba vergüenza reconocer su situación. Fue entonces cuando un conocido suyo de Barcelona que ya lo había hecho antes, le propuso ocupar. “Él no pensaba en hacerlo, porque no quería problemas”, explica Adnan. Pero al final probó esa vía.

“Me acuerdo que Raffy vino y me dijo: ‘mi primo ha muerto’”, rememoraba este miércoles Maite Salvador. Ambos acudieron la mañana del 15 de abril rápidamente a la comisaría local de los Mossos d’Esquadra. “La comunidad pakistaní nos acogió y nos ayudó, fue muy bonito de ver”, añadía. También tuvieron que lidiar con la repatriación del cuerpo, a la que contribuyó el consulado pakistaní. Días después, la familia le hizo un homenaje a Hassan en la ciudad de la que había salido apenas tres años antes.