
La mayor ave endémica de Canarias, en riesgo de desaparecer de Fuerteventura en cincuenta años
El Gobierno regional presenta un plan para evitar la extinción de la hubara canaria. La combinación entre legislación, ciencia y divulgación a la sociedad será clave para actuar a tiempo
El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Transición Ecológica y Energía, ha activado un plan de recuperación de la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae), endemismo de las Islas Canarias, que actualmente se encuentra en peligro de extinción.
En la actualidad, este ave migratoria cuenta con una población de ejemplares muy reducida en el archipiélago canario, entre 500 y 600 ejemplares, cifra que representa una de las estimaciones más bajas desde 1994 y que pone de manifiesto, según la información aportada a la presentación del proyecto de protección gubernamental, “la grave tendencia negativa en dos décadas, especialmente en el caso de Fuerteventura donde se podría producir una extinción local en un periodo de 50 años”.
Una hubara canaria, en la Punta de Jandía, en el sur de Fuerteventura, en una imagen de archivo. EFE/Carlos de Saa
La hubara canaria es el ave de mayor tamaño de las nativas del Archipiélago, pero la más pequeña de las tres subespecies de hubaras del mundo. Son del color que la tierra exige a cambio de camuflaje, por eso no es de extrañar que en Fuerteventura hayan adoptado matices entre arena y blanco.
También se las puede ver en Lanzarote y La Graciosa, más tiempo caminando que volando, poniendo cuidadosamente una pata delante de la otra, luciendo, además de los colores de la tierra, una majestuosa capa de plumas negras como si la hubieran invitado a una fiesta de Cabaret.
Es una especie omnívora que se alimenta de una gran variedad de insectos como saltamontes, escarabajos y hormigas, así como de pequeños vertebrados, como lagartos y moluscos. Si afronta periodos de escasez en su dieta habitual, normalmente provocados por la falta de lluvia, la hubara visita los campos de cultivo en búsqueda de invertebrados, actividad beneficiosa para los agricultores, con los que mantiene una relación de equilibrio y ayuda recíproca.
Los machos realizan un cortejo muy característico en los meses de invierno en el que muestran las partes blancas y negras del plumaje de su cabeza y pecho y despliegan las alas y la cola al mismo tiempo, pavoneándose en círculo o línea recta. Por su parte, la hembra puede poner huevos entre febrero y abril, de uno a tres de color marrón con manchas más oscuras y moradas, pero por lo general solo sobreviven una cría o dos, por encontrarse sus nidos poco profundos y por la dependencia que los polluelos tienen de la madre para sobrevivir ante depredadores y amenazas entre las que se encuentran especies invasoras, la acción humana y depredadores naturales.
“Cincuenta años en conservación no es nada”
La coordinación de las diferentes administraciones es una tarea fundamental cuando se activa la cuenta atrás para una especie en peligro de extinción, máxime cuando la hubara se encuentra geográficamente en tres puntos separados entre sí del Archipiélago: Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa.
Por ello, el Gobierno de Canarias necesita de los cabildos insulares que, en última instancia, son los que tienen las competencias en materia territorial y de los espacios naturales de la Red Natura 2000.
Avutarda hubara.
“La especie ha sufrido muchas fluctuaciones”, cuentan a este periódico desde el servicio de Biodiversidad de la Dirección General de Espacios Naturales del Gobierno de Canarias. “Los datos que tenemos en los últimos diez años son muy preocupantes, especialmente en la isla de Fuerteventura, donde la situación es crítica y, de persistir, en cincuenta años desaparecerán de la Isla. Eso es muy grave, pues cincuenta años en conservación no es nada”, explican.
Desde el Gobierno regional se plantean medidas de urgencia para que las acciones de las diferentes administraciones con competencias en la materia estén coordinadas e integradas para atajar todos los factores de amenaza que enfrenta la hubara.
El servicio de Biodiversidad apunta a la amenaza antrópica con un ejemplo muy claro y real. “Hay determinadas zonas que son de mucho interés para la reproducción de la hubara, donde la gente pasea a sus perros sueltos, sin correa, porque está cercana a núcleos urbanos y, claro, los perros generan disturbios, hacen que, por ejemplo, las hembras abandonen los nidos y entonces dejan sin protección a los pollos”, informan. “Simplemente con el acto de que en esas zonas la gente no lleve a los perros sueltos, se puede ayudar bastante”.
Educar a los niños para no sancionar a los adultos
Alberto Ucero es doctor en Ecología en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y lleva años siguiendo las huellas de la hubara para evitar que se borren de los caminos isleños.
Ucero explica que entre las amenazas a las que se enfrentan las hubaras se encuentran depredadores naturales y especies invasoras, pero también, y de una forma muy agresiva, la acción del ser humano. “La principal causa de mortalidad no natural es la colisión con tendidos eléctricos y telefónicos”, detalla. “Luego están también los atropellos en carreteras y caminos y a eso le seguiría la desertificación debido principalmente al cambio climático y a la disminución de las precipitaciones”.
Para el científico, otra de las principales amenazas es la depredación, “sobre todo por gatos asilvestrados, especialmente cuando el ave está en fase de cría o cuando tienen los pollos”.
Avutarda hubara.
Ucero considera especialmente preocupante la fragmentación y degradación del hábitat en general, especialmente en la isla de Fuerteventura, “y la masificación turística”, recalca, “que afecta a la conservación de los espacios naturales porque se trata de islas y si crece demasiado conlleva a la degradación del territorio. Tiene que existir un equilibrio entre vivir del turismo y que no resulte en un daño para los ecosistemas”, asegura.
El doctor en Ecología pone en el centro que la divulgación “siempre es necesaria”, sobre todo en la población local, que es la que más uso hace del territorio “y la divulgación a edades tempranas, que es cuando se puede educar, ya que a partir de ciertas edades ya solo sirven las sanciones”.
A este respecto, Ucero recuerda que en Canarias también haría falta aumentar el número de agentes de protección de la naturaleza, “para que se pueda tener un control riguroso y efectivo de los espacios naturales y conservar las especies que estén protegidas por ley”.
Por su parte, el Cabildo de Lanzarote, en consonancia con la obligación que debe adquirir el Gobierno de Canarias cuando se enfrenta a una especie en peligro de extinción, ha asumido el compromiso de proteger las principales áreas del hábitat de la hubara, el incremento de su vigilancia en las reservas y su mantenimiento, como medidas de colaboración con los agricultores que tienen cultivos en la zona de la hubara.
“Estas acciones las llevan a cabo los agentes del área de Medio Ambiente del Cabildo de Lanzarote, que no sólo vigilan las zonas, sino que además emiten informes”, cuentan fuentes de la institución insular.