Los periodistas del Congreso se plantan ante un nuevo ataque de agitadores de extrema derecha

Los periodistas del Congreso se plantan ante un nuevo ataque de agitadores de extrema derecha

Un grupo de redactores abandona la sala de ruedas de prensa después de los gritos e interrupciones de un agitador ultra. Los trabajadores de diferentes medios de comunicación han decidido no seguir las intervenciones del resto de partidos para presionar a los grupos parlamentarios para que aceleren la reforma del reglamento que sancione este tipo de comportamientos

El Gobierno y sus socios registran una reforma de reglamento del Congreso para sancionar a los agitadores ultras

Los agitadores de extrema derecha acreditados en el Congreso han vuelto a impedir este martes el trabajo de los periodistas. En una imagen ya habitual en la Cámara Baja, una de estas personas ha interrumpido la rueda de prensa de la portavoz de Sumar, Verónica Martínez, y ante las quejas del resto de redactores y de la propia diputada ha continuado elevando el tono de voz y en actitud agresiva hasta que los trabajadores de los medios han decidido levantarse y abandonar la rueda.

Se trata de una práctica habitual. Agitadores como Vito Quiles o en este caso Bertrand Ndongo toman la palabra en el turno de preguntas sin autorización por parte de los jefes de prensa, que son quienes administran estas cuestiones en cada rueda. Esta vez, ni siquiera ha dejado a los periodistas preguntar. Sin micrófono y a voces ha interrumpido la rueda, a pesar de la insistencia de la portavoz y su jefa de prensa para recordarle que no tenía el turno de palabra. Su tono ha ido incrementando hasta que el resto de periodistas han decidido levantarse y abandonar la rueda de prensa.

Poco después, los periodistas que estaban en ese momento en el Congreso siguiendo las ruedas, unos 40, han decidido no asistir al resto de ruedas de prensa de los grupos parlamentarios, que se han encontrado ante una sala vacía, solo ocupada por los agitadores que han provocado el altercado. Algunas ruedas como la prevista por Compromís ni siquiera se han llegado a celebrar. La portavoz de los comuns, Aina Vidal, ha hecho una intervención inicial en la que ha recordado que “la libertad de expresión no es un derecho a amenazar, a manipular ni a tratar mal a los políticos o a los periodistas”. “A eso se le llama ser un maleducado ni un fascista. Todo mi apoyo a los periodistas del Congreso y por supuesto vamos a estar a su lado apoyándoles en cualquier iniciativa que crean oportuna”, ha defendido.

Desde Bruselas, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha trasladado su “solidaridad” a la portavoz de su formación y también ahacia los periodistas. “Solidarizarme con los periodistas que han visto violentado su trabajo. Quiero empezar solidarizarme con la portavoz y los profesionales de la información de mi paí que no tienen que sorportar lo que está pasando”, ha dicho.

No es la primera vez que los periodistas reaccionan ante este tipo de conductas, que ocurren desde hace al menos dos años. Hace unas semanas decenas de trabajadores de medios de comunicación se concentraron en la escalerilla de los leones de la Cámara Baja para denunciar que “señalar no es periodismo”.

“En los últimos tiempos, los periodistas que trabajamos en el Congreso sufrimos descalificaciones, insultos y señalamientos por parte de personas acreditadas que trabajan junto a nosotros y no respetan unas elementales normas de convivencia. Incluso nos amenazan con dar a conocer nuestros domicilios”, denunció en aquel momento la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

Las protestas de los periodistas han motivado a que en las últimas semanas los grupos parlamentarios se moviesen para tramitar una reforma del reglamento del Congreso y establecer un código sancionador para estas prácticas. Todos menos PP y Vox firmaron la iniciativa, que deberá ir a Pleno en las próximas semanas para arrancar su camino parlamentario.