Mamá, deja el móvil, que estamos comiendo
Aquel Nokia 5300 no esperaba nada de mí. No me pedía respuestas inmediatas, no me reclamaba atenciones constantes, no vibraba cada cinco minutos para decirme que alguien, en algún lugar, estaba escribiendo algo que yo debía leer en el acto
El otro día, buscando en el cajón de una mesita, topé con un Nokia 5300 que me regalaron cuando tenía, supongo, doce o trece años. Intenté encenderlo porque casi no recuerdo cómo era la interfaz de aquellos móviles, y también quería ver cómo eran la…